Ya vienen las elecciones de octubre para escoger gobernadores y alcaldes, diputados y concejales, además de juntas administradoras locales en las ciudades de Bucaramanga, Floridablanca y Barrancabermeja, una oportunidad para fortalecer los partidos políticos que tienen una clara filosofía y que han sido las grandes catedrales de la democracia en Colombia. Es curioso que existan en este país más de treinta partidos políticos, algunos de ellos soportados y financiados por organizaciones privadas de sospechosa procedencia, que lamentablemente tienen unas curules en la Cámara de Representantes y unas alcaldías, producto de la ignorancia del pueblo.
Una democracia respetable necesita partidos políticos fuertes, como lo fueron en su momento el Partido Conservador, creado por el expresidente Mariano Ospina Rodríguez y por el filólogo José Eusebio Caro, con sus banderas azules, símbolo de la nobleza y del espíritu de solidaridad con todos los colombianos, que identificaba el pensamiento del Libertador Simón Bolívar. Y el Partido Liberal, con sus banderas rojas, representado en el pensamiento del General Francisco de Paula Santander, señalado como ‘El Hombre de las Leyes’.
Después de la Guerra de la Independencia contra España, que culminó con el triunfo de los ejércitos patriotas, Bolívar y Santander entraron triunfantes a Santafé de Bogotá y se conformó una junta de gobierno, de la que hicieron parte delegados de las diferentes regiones y provincias, incluida la Provincia de Panamá, que la perdimos por cuenta de las guerras civiles. Muchos de los héroes de la patria, que habían conquistado un espacio en la historia de Colombia, murieron fusilados, por las rivalidades del mando institucional, como el General José María Córdoba, por insubordinación al naciente gobierno del General Francisco de Paula Santander, que también ordenó el fusilamiento del General español José María Barreiro, hecho prisionero en la Batalla de Boyacá.
Durante la Convención de Ocaña en 1828, se estableció el gobierno de las provincias unidas y se produjo la independencia de Venezuela, que quería tener sus propias formas de gobierno. La creación de los Estados Soberanos de Santander, Magdalena, Antioquia, Cauca, Cundinamarca y Panamá, fue el primer experimento de un régimen federal, que estimuló las rivalidades entre los jefes políticos de la época, divididos entre santanderistas y bolivarianos, que luego marcarían el rumbo de la nación en medio de guerras civiles. El Partido Conservador de Colombia nació primero que el Partido Liberal. Los liberales del Olimpo Radical, con don Aquileo Bonifacio Parra Gómez, nacido en Barichara, le dieron la primera estrella a esta región del Gran Santander, teniendo a la ciudad de El Socorro, como su capital.
El partido conservador colombiano fue instituido formalmente el 4 de octubre de 1849 por Mariano Ospina Rodríguez y José Eusebio Caro. Inicialmente fue fundado con el objetivo de proteger las tradiciones sociales y religiosas, además de promover políticas del proteccionismo económico dirigidas a los artesanos y pequeños propietarios. El Partido Conservador, junto con el Partido Liberal, dominaron el escenario político colombiano desde 1848 hasta el 2002, año en que asciende al poder el disidente liberal con pensamiento de derecha Álvaro Uribe Vélez. A mediados del siglo veinte, ambos partidos establecieron el Frente Nacional tras sacar del poder al General Gustavo Rojas Pinilla; un pacto donde acordaron turnarse los períodos presidenciales por 16 años (1958-1974). Gracias a este pacto bipartidista, terminó el periodo denominado de «La Violencia», que trajo la paz y la convivencia nacional.
La dimensión de la grandeza del partido conservador ha estado enmarcada en su doctrina, que resulta respetuosa del ordenamiento jurídico, defensora de la legalidad y de los valores democráticos; y promotora del derecho a la propiedad, obtenido a justo título. Para las comunidades más pobres, el partido conservador creó en el gobierno del expresidente Mariano Ospina Pérez el Instituto de Crédito Territorial, que en ciudades como Bucaramanga ejecutaron planes de vivienda social, como el Barrio La Victoria, el Barrio Kennedy, la Ciudadela Real de Minas, un conglomerado residencial donde se ha multiplicado el número de propietarios, en beneficio de comunidades vulnerables, en su mayoría migrantes de las diferentes provincias del departamento.
También puedes leer: Condenados a morir en el corazón de la selva