Atentado ecológico por minería ilegal en escarpa de Bucaramanga

Resumen

La minería ilegal está destruyendo la escarpa occidental de Bucaramanga, un ecosistema crucial para la ciudad, amenazando su suministro de agua y la seguridad de sus habitantes, mientras las acciones políticas y control sobre la minería son insuficientes para frenar esta devastación.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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Atentado ecológico por minería  ilegal en escarpa de Bucaramanga

La escarpa occidental de Bucaramanga, un pulmón ecológico vital para la ciudad y su suministro de agua, en el presente y el futuro, es escarbada de forma inmisericorde por los denominados mineros ilegales.

Cada día que transcurre los recursos naturales que sostienen a la región son destruidos sin remordimiento alguno, a lo largo y ancho del departamento, mientras las autoridades parecen ser incapaces de frenar esa actividad criminal que amenaza con borrar para siempre un ecosistema que es esencial para la vida de millones de personas.

Pese a los esfuerzos de la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga, CDMB, en unión con el Ejército, la Policía y otras entidades, los operativos para frenar la minería ilegal en la escarpa parecen ser sólo parches temporales.

La minería ilegal sigue expandiéndose en las laderas del talud que bordea a la ‘Ciudad Bonita’ y genera contaminación de aguas, destrucción de suelos y alteración irremediable del equilibrio ecológico de una extensa zona.

Lo que está en juego no es sólo un paisaje o un área protegida, sino el futuro mismo de la ciudad. La escarpa es un potencial hídrico para Bucaramanga y el daño que está causándose a las fuentes podría desencadenar una crisis hídrica de proporciones incalculables.

Las desproporcionadas actividades mineras, que incluyen la extracción de materiales a mínima escala, la instalación de sistemas de lavado de taludes y el uso de sustancias tóxicas, contaminan los ríos y afectan la calidad del agua que llega a los hogares.

La minería ilegal en la escarpa es un acto de depredación absoluta. Cada metro de tierra removida, cada quebrada obstruida, cada huella dejada por las máquinas rudimentarias es una mutilación irreversible al ecosistema que rodea a Bucaramanga.

El riesgo de deslizamientos de tierra y la erosión masiva son inminentes. La estabilidad geológica de la escarpa se ve comprometida y, con ella, la seguridad de los habitantes que residen cerca de las zonas afectadas, porque no se trata sólo de un daño ambiental, sino que es una amenaza directa a la vida de miles de personas.

Entre tanto, los operativos de control parecen ser insuficientes porque logran contener a los mineros, por espacios breves de tiempo, pero no detienen la causa profunda de la minería ilegal.

A esta problemática le sumamos la carencia de voluntad política, la indiferencia de quienes tienen el poder para hacer cumplir la Ley y la escasa participación ciudadana en la protección del medio ambiente.

El daño ya es enorme, pero aún estamos a tiempo de frenar la destrucción total de la escarpa porque si no se toman decisiones drásticas e inmediatas, lo que hoy es un ecosistema vital se convertirá en un yermo inhabitado y la escarpa, que hace parte de la identidad de Bucaramanga, sólo será un débil recuerdo de lo que alguna vez fue.

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