Resumen
El presidente de Colombia entregó un balance de dos años de gobierno destacando la reducción de la pobreza y el homicidio, y el crecimiento del turismo. Sin embargo, no mencionó planes para reformas laborales, educativas, judiciales ni tributarias, ni una estrategia clara para reactivar la economía.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)El pasado 7 de agosto el Presidente de la República presentó al país un balance de los dos años que lleva su Gobierno. Ese discurso ha sido analizado por diversos expertos, no solo por lo que dijo, sino también por lo que NO dijo.
Afirmó el Presidente que ha sacado un millón seiscientos mil personas de la pobreza gracias a un aumento real del salario mínimo del 12% en los dos años y una desaceleración del costo de la canasta familiar. Lo primero es cierto, lo segundo no lo percibe ningún colombiano. El bono pensional pasó de $ 80 mil a $ 225 mil pesos mensuales, muy justo. El ingreso de turistas extranjeros registró crecimiento del 26%; están en reactivación tres tramos de vías férreas, dos de ellos en este Gobierno. Sobre logros de seguridad, habló de la reducción de homicidios y el aumento de la incautación de drogas (nada dijo sobre los grupos armados en los territorios).
En reforma agraria, dijo que han comprado 184.000 hectáreas y han titulado un millón trecientas mil; sin embargo, la ejecución es pobre como lo evidencian las protestas de campesinos y el despido de dos ministras de agricultura y del director de la agencia de tierras. Destacó también la reducción de la mortalidad materna y de la desnutrición infantil. Otro logro importante fue el desmonte del subsidio a la gasolina.
Anunció cuatro temas que priorizará para los próximos dos años: la reforma a la salud, a los servicios públicos (principalmente energía), la implementación del acuerdo de paz con las FARC y la lucha contra la corrupción. No dijo cómo lo hará ni precisó indicadores.
¿De qué NO habló? No habló de las reformas laboral, de la educación, de la justicia, ni de la tributaria. Parece que ya no están en la agenda de gobierno. Tampoco habló de una política clara para reactivar la economía ni envió ningún mensaje que genere confianza a los inversionistas. Ni una palabra sobre la paz total ni sobre las negociaciones con grupos armados ilegales. ¿Se dio cuenta que no van para ningún lado?
Muy ilustrativo fue escuchar el balance de exministros de distintas vertientes políticas que coinciden en que la inversión va muy mal, tanto la pública como la privada, no hay confianza de los inversionistas, los impuestos asfixian y sin inversión no hay futuro posible. También va mal la seguridad, se ha desmoralizado a la fuerza pública. Se ha contaminado de ideologías a sectores que deben responder de manera técnica a necesidades esenciales de la población, como las pensiones y la salud, donde los usuarios ya perciben gran deterioro en el servicio. El gobierno se raja en gestión, como lo evidencia el seguimiento al Plan de Desarrollo, donde el 64% de los 496 indicadores no muestran ningún avance y el 24% tienen avance inferior al 50%.
El desafío para los dos próximos años es enorme: crecer más con mayor inversión, menos derroche, menos burocracia, más eficiencia. Menos discurso y más ejecución. De lo contrario, los indicadores sociales se desplomarán y le pasarán factura al Gobierno.
*Martha Elena Pinto de De Hart. E-mail: fundparticipar@yahoo.es