Resumen
Una bola de fuego proveniente de un cometa cruzó el cielo de la península ibérica la pasada medianoche. El meteoro, que se desintegró sin dejar fragmentos, generó un espectáculo de luz visible desde más de 800 km de distancia.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Aparición de una bola de fuego sobre la península Ibérica
Este domingo, pasada la medianoche, una deslumbrante bola de fuego cruzó los cielos de la península ibérica, dejando a su paso un espectáculo de luz que fue presenciado desde diversos puntos de la región. Según los especialistas, el fenómeno fue causado por una roca procedente de un cometa que entró en la atmósfera a una velocidad de 161.000 km/h.
El recorrido del meteoro se inició sobre Don Benito, en Badajoz, y continuó hacia el noroeste, cruzando Portugal para finalmente desintegrarse a 54 km de altitud sobre el Océano Atlántico. Afortunadamente, ningún fragmento del meteoro llegó a caer sobre tierra o mar. La bola de fuego fue visible desde una distancia de más de 800 km, iluminando el cielo nocturno y dejando una estela brillante que muchos describieron como un amanecer repentino.
Un espectáculo nocturno sorprende a los testigos
La intensidad de la luz, acompañada por una brillante estela, iluminó las calles y los hogares con tonos azules, verdosos y blancos, dependiendo de la ubicación de los observadores. La experiencia dejó a muchos boquiabiertos, quienes rápidamente compartieron sus relatos en las redes sociales.
Análisis del fenómeno por expertos
El astrofísico José María Madiedo, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), confirmó que el meteoro era una roca de un cometa. En su cuenta de Twitter, Madiedo explicó que el cuerpo celeste "convirtió la noche en día por una fracción de segundo". Además, señaló que a lo largo de su trayectoria, la bola de fuego mostró varias explosiones que incrementaron su luminosidad debido a las rupturas bruscas de la roca.
Según los datos recabados por Madiedo, el meteoro se inició a 122 km de altitud sobre Don Benito (Badajoz) y terminó su recorrido a 54 km de altura sobre el Océano Atlántico. Este evento ha sido un recordatorio impresionante de los fenómenos celestiales que, de vez en cuando, nos sorprenden desde las alturas.