Brujas, escobas, pócimas, 'tantica' sabiduría y mucha controversia: Colombia será sede del Primer Congreso Mundial de Brujería

Colombia, como la buena brujería, es una mezcla de ingredientes diversos: misticismo, ciencia, historia, tradición, religión, y un poquito de drama (bueno, talvez más que un poquito). Y parte de esta cultura también está en la brujería. Ahora sus adeptos promueven la conmemoración de los 50 años del Primer Congreso Mundial de Brujería, evento que para sus promotores no busca convertir a nadie en hechicero, sino poner sobre la mesa (o el altar) un diálogo sobre lo que hemos sido, lo que somos y lo que podríamos entender mejor.

Por Camilo Ernesto Silvera Rueda - Redacción Economía / EL FRENTE

El mundo académico no solo es cosa de papers sobre física cuántica o macroeconomía: también hay congresos curiosos, excéntricos y francamente maravillosos que tratan temas que podrías pensar que solo existen en películas… pero no, son reales.

Por ejemplo, sabía usted que La universidad Estatal Bowling Green (EE.UU.) realiza anualmente el ‘Congreso sobre Zombis en la Cultura Popular’ con temas como ‘Representaciones de zombis en el cine’, literatura, videojuegos y política. Su objetivo es analizar cómo los zombis reflejan el miedo colectivo a pandemias, guerras o colapsos sociales y entre las ponencias hay títulos como “Zombis y neoliberalismo”.

Por otra parte, la University of St. Andrews (Escocia) ocupa parte de su calendario académico en la plenacion y realización del ‘Congreso de Estudios sobre Harry Potter’, en el cual disertan sobre filosofía mágica, educación en Hogwarts, política en el mundo mágico, ética en los hechizos.

No menos raro es el Simposio Internacional del Queso, celebrado simultáneamente en varios centros formativos europeos, principalmente en Francia e Italia. Incluso algunos estudios han tratado de rastrear el impacto del queso en la identidad nacional. ¡Hágame el bendito favor!

¿Brujería en una caja de compensación?

Pero si de Congresos raros se trata este promete batir récords: en Medellín se viene el Primer Congreso Mundial de Brujería (versión conmemorativa 50 años), en un anuncio que más parece una broma del Día de los Inocentes adelantada. La polémica ya está servida, las velas están encendidas, los calderos burbujean, y mientras algunos andan acopiando agua bendita por galones otros buscarán acercarse a la puerta para adentrarse en el ocultismo.

La responsable del aquelarre es la Caja de Compensación Familiar de Antioquia, Comfama, conocida por sus talleres de pintura, su programación teatral y sus cursos de cocina, pero que se puso el sombrero puntiagudo y decidió agitar la pócima de la diversidad cultural y con escoba en mano (por no decir a capa y espada) decidió defender el evento denominado “A la sombra de lo diferente, con amor y asombro”, una conmemoración cultural del evento original de 1975, celebrado en Bogotá.

En aquel entonces, el Congreso fue un escándalo nacional que reunió chamanes, ufólogos, vudús y más de una ceja levantada. Medio siglo después, la reedición vuelve con una mezcla similar de curiosidad y controversia.

El evento se realizará en el Claustro San Ignacio, y promete ser un festival de saberes ancestrales, debates espirituales, talleres de herbolaria, conciertos afrocolombianos, y hasta tarot (¡que no falte el oráculo!).

Pero no todo el mundo está encantado con la idea. Mientras algunos celebran la propuesta como un acto de apertura cultural, otros ya están preparando la hoguera retórica para exorcizar el evento.

“No estamos promoviendo creencias específicas. Se trata de desmitificar prácticas ancestrales, no de invocar espíritus ni convertir a nadie en sapo”, aclaró Paola Mejía, responsable de cultura de la entidad.

De hecho, la palabra “brujería”, según Comfama, es provocadora a propósito: busca sacar del caldero del prejuicio a prácticas y saberes que por siglos han sido tachados de herejía, mientras eran parte del día a día en muchas comunidades.

El evento no tendrá sacrificios ni vuelos nocturnos en escobas (aunque si alguien va disfrazado, probablemente nadie diga nada). En su lugar, habrá debates académicos, exposiciones artísticas, talleres de cocina tradicional chocóana y guajira, y hasta charlas sobre feminismo y espiritualidad.

La tormenta en el caldero

Pero como toda buena historia de brujería, no podía faltar el conflicto. Varios sectores conservadores, especialmente religiosos y políticos, se manifestaron en contra del evento. El representante a la Cámara Luis Miguel López Aristizábal, por ejemplo, se mostró más que alarmado: “Esto va contra los valores antioqueños: Dios, familia y trabajo. ¿Con qué cara se financia una feria de brujería con recursos parafiscales de los trabajadores?”

López incluso citó la Ley 133 de 1994 para argumentar que la brujería no entra en la libertad de cultos. Aunque, hay que decirlo, la Constitución es clara: cada quien tiene derecho a creer en lo que quiera, sea Dios, la Pachamama o el horóscopo chino, siempre y cuando no afecte a terceros (o le robe las llaves del carro a nadie con un hechizo).

Comfama, con voz pausada y sin levitar, respondió: “Escuchamos el desacuerdo, lo respetamos, e invitamos a la conversación. En el país en paz que queremos construir, caben todas las formas de ver el mundo”. En otras palabras, no se va a cancelar nada. La programación sigue intacta. Quien quiera asistir, bienvenido; quien no, puede quedarse en casa viendo Netflix… o rezando, si así lo prefiere.

La agenda del evento del 24

al 26 de octubre incluye:

·         Talleres de alquimia culinaria (no garantizan que la sopa cure el mal de ojo, pero sí estará deliciosa).

·         Danzas tradicionales del Pacífico y la Guajira (sin levitaciones confirmadas).

·         Charlas académicas sobre espiritualidad alternativa, feminismo y saberes indígenas.

·         Lecturas de tarot, performances, mercados de amuletos, pócimas y más (todo legal, todo con registro INVIMA no requerido).

·         Y ojo: todo es gratuito, con cupo limitado a 500 asistentes por día. Así que si está pensando en asistir, mejor corra… o vuele.

·         Si usted es de los que cree que hablar de brujería es invocar al demonio, probablemente este evento no es para usted. Pero si cree que conversar sobre lo diferente puede ayudarnos a convivir mejor, entonces quizás valga la pena darse una vuelta por el Claustro San Ignacio y, por qué no, echar una miradita al tarot.

·         Después de todo, nada más mágico en Colombia que lograr una conversación pacífica sobre religión, cultura y política… sin que nadie salga gritando “¡herejía!”.