Resumen
Bucaramanga enfrenta una crisis financiera y de infraestructura. La deuda heredada limita las opciones de desarrollo, mientras que las necesidades de obras clave se ven bloqueadas políticamente. El alcalde busca alternativas para superar las barreras económicas.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)En dialogo con EL FRENTE, el mandatario detalla la situación del municipio, los desafíos de financiamiento y su visión para transformar la ciudad.
Hoy en día Bucaramanga enfrenta un momento crucial en su desarrollo urbano y financiero. Con una deuda heredada y la necesidad de infraestructura clave, el alcalde Jaime Andrés Beltrán busca soluciones en medio de obstáculos políticos y económicos derivados de malas administraciones anteriores.
Un municipio con deudas y pocas opciones
Según Beltrán, la situación económica de Bucaramanga es "precaria". La administración de Rodolfo Hernández asumió una parte significativa de las deudas municipales, en su mayoría derivadas de la construcción de puentes mediante el esquema de valorización por beneficio general. Sin embargo, la deuda se incrementó aún más en la gestión de Juan Carlos Cárdenas, quien optó por endeudar al municipio con obras que todavía espera la ciudadanía.
"La actualización catastral, suspendida por cinco años, se reactivó el año pasado, lo que incrementó el presupuesto de Bucaramanga de 1.1 a 1.2 billones de pesos. Aun así, para libre destinación solo tenemos 121 mil millones de pesos. Con eso, la ejecución de grandes obras es prácticamente imposible", explica Beltrán.
El alcalde detalla que las necesidades en infraestructura son urgentes: dos puentes en la ciudad, la cárcel de sindicados y la solución al acceso en el sector de Diamante II, suman un costo de 320 mil millones de pesos. “Si lo financiamos con recursos propios, comprometeríamos todo el presupuesto de los tres años de gobierno, sin margen para otras inversiones.”
Un empréstito bloqueado por el Concejo
Como alternativa, Beltrán propuso al Concejo Municipal solicitar un empréstito de 325 mil millones de pesos, un monto relativamente modesto en comparación con otras ciudades del país. "Bogotá aprobó 95 billones, Medellín 53 billones, Cali 2.5 billones. Todos los alcaldes han utilizado este mecanismo, porque actualmente no hay recursos del Gobierno Nacional para regiones que no se alinean políticamente con su visión", enfatiza.
Sin embargo, el Concejo de Bucaramanga bloqueó la solicitud. Según Beltrán, esta negativa responde a dos factores: la incertidumbre sobre una posible doble militancia de los concejales y el cálculo político de no permitir que su administración impulse obras que puedan consolidar su imagen pública. "Negarle una obra a la ciudad no es perjudicar a un político, sino frenar su desarrollo", sostiene.
El mandatario mostró su inconformidad con el enfoque de algunos sectores políticos, que priorizan el desgaste del gobierno en turno sobre la ejecución de proyectos estratégicos. "En Bucaramanga llevamos diez años sin una obra relevante. En otras ciudades, los alcaldes pueden tener disputas políticas, pero siguen adelante con los proyectos de desarrollo. En Antioquia, por ejemplo, las grandes obras no se detienen porque son prioridad regional, no personal. Aquí, en cambio, se sabotea la administración de turno a costa del progreso".
Las grandes obras pendientes
Para Beltrán, su meta en 2025 es clara: "Dejar a Bucaramanga un paso adelante de lo que encontramos". Su visión de ciudad se enfoca en dos grandes objetivos.
El primero es "Bucaramanga Bonita otra vez", un plan que incluye la pavimentación de vías, el embellecimiento de parques y la transformación del ornato urbano. “Una ciudad con espacios bien cuidados mejora su imagen y calidad de vida. Queremos que Bucaramanga recupere su identidad y orgullo”.
El segundo es garantizar la ejecución de las grandes obras de infraestructura. "Nuestro reto es dejar contratados los proyectos de la Novena con 45, la dos W, la cárcel de sindicados y la solución del acceso en Diamante II. Si logramos completar al menos cuatro de las seis obras estratégicas, habremos avanzado significativamente."
Sin embargo, reconoce que este objetivo depende de la voluntad política del Concejo y del respaldo ciudadano. "Hoy tenemos las herramientas para sacar adelante estas obras, pero mientras no haya un acuerdo con el Concejo y la ciudadanía no exija acción, será difícil avanzar. Si logramos ponernos de acuerdo, en 2025 tendremos una ciudad ordenada, con una imagen renovada y una infraestructura que impulse su desarrollo."
Un llamado a la ciudadanía
En medio de este panorama, el alcalde hace un llamado a la ciudadanía para que exija a sus representantes priorizar el bienestar común sobre los intereses políticos. "La ciudad es permanente; los mandatarios somos de paso. Bucaramanga no puede seguir perdiendo oportunidades de desarrollo por cálculos electorales. El progreso de la ciudad no debe ser un tema de disputas políticas, sino un compromiso colectivo".
Con tres años de administración por delante, Beltrán se enfrenta al desafío de destrabar las barreras políticas y económicas que han ralentizado el crecimiento de Bucaramanga. ¿Logrará su administración superar estos obstáculos y concretar su visión de ciudad? El tiempo y la voluntad política lo dirán. Próximamente parte II en nuestra edición impresa y plataformas digitales.