Calidad de vida en el AMB muestra que hay una deuda con la equidad

Resumen

El Área Metropolitana de Bucaramanga enfrenta una desigualdad social persistente, con un alto porcentaje de pobreza e informalidad laboral. Se requieren acciones urgentes y decisivas para mejorar la calidad de vida.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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Calidad de vida en el AMB muestra que hay una deuda con la equidad

La calidad de vida en el Área Metropolitana de Bucaramanga exige acciones decididas, sin pretextos ni demoras, que sean contundentes y que resuelvan problemáticas que se  han convertido en parte del paisaje como la desigualdad social.

De todos es  conocido que la responsabilidad política y técnica recae en las administraciones locales y en las instancias metropolitanas, porque sin metas claras, programas  diseñados y recursos asignados a resultados concretos, la mejora social quedará en promesas.

El diagnóstico presentado por Área Metropolitana Cómo Vamos ofrece cifras que obligan a actuar. En 2024, alrededor de 379.000 personas vivían con ingresos inferiores a 639.000 pesos mensuales.

Así  mismo, más de 90.000 sobrellevaban una pobreza extrema con menos de 301.000 pesos mensuales. Esos niveles limitan el acceso a una alimentación adecuada y a servicios esenciales.

Los guarismos entregados muestran que el mercado laboral exhibe fragilidad estructural. La tasa de desempleo se ubicó en 9,2% en 2024 y afectó con mayor severidad a los jóvenes, cuya tasa llegó a 17,6%.

La informalidad abarca cerca del 45,4% de los hombre y mujeres ocupados y el 80,6% de los trabajadores percibe menos de dos salarios mínimos. Esos hechos reducen la capacidad de protección frente a riesgos y socavan la dignidad del trabajo.

De allí se  desprende que  la política pública laboral requiere incentivos efectivos para la formalización y esquemas de apoyo a empresas que generen empleo estable y de calidad.

En educación, la cobertura avanza, pero la permanencia y la calidad registran rezagos. La transición inmediata a la educación superior apenas supera 50% en la mayoría de los municipios metropolitanos.

La brecha en la enseñanza del inglés entre colegios oficiales y privados anticipa menor competitividad de los estudiantes en mercados laborales que exigen habilidades globales.

La seguridad se mantiene como prioridad pública. La tasa de homicidios del Área Metropolitana fue de 18 por cada 100.000 habitantes en 2024, cifra superior al promedio nacional. A ese indicador se suma el alto número de hurtos reportados.

El llamado de atención es para las autoridades que deben aplicar estrategias preventivas, fortalecer una presencia policial responsable y atender factores estructurales que generan violencia.

La movilidad urbana muestra perjuicios directos sobre la vida cotidiana. El sistema masivo transportó 69,6 millones de pasajeros en 2024, mientras el parque automotor creció 46% entre 2016 y 2024.

El desmesurado uso del carro particular intensifica congestión, contaminación y siniestralidad vial. Es forzoso rediseñar la financiación y la gobernanza del transporte público, tan venido a menos, y con soluciones ridículas como alquilar buses por periodos cortos de tiempo, lo que no es solución y convierte la medida en ‘emplastos de agua tibia’.

La equidad exige voluntad política, asignación presupuestal coherente y evaluación pública anual de resultados. Debemos exigir rendición de cuentas y priorizar programas concretos de empleo formal, educación de calidad, estrategias integradas de seguridad y una efectiva empresa metropolitana de movilidad sostenible.

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