Con solemnidad, orgullo patrio y una profunda conexión con sus raíces, el municipio de Charalá conmemoró este lunes los 206 años de la histórica Batalla del Pienta, un episodio clave en la gesta libertadora de Colombia y símbolo del coraje civil que encendió la llama de la independencia, tres días antes de la decisiva Batalla de Boyacá.

Por Camilo Ernesto Silvera Rueda - Redacción Política / EL FRENTE

Los escasos registros históricos que del episodio estiman que hubo entre 250 y 300 charaleños que fueron masacrados por las tropas españolas coronel Lucas Gonzales, comandante del Regimiento del Ejército Español acantonado en El Socorro, y quien tenía como objetivo principal a reforzar la estrategia militar del coronel Jose María Barreiro, en la mítica Batalla de Boyacá.

Pero otro destino tenía para el Coronel González la estirpe libertadora cuyas tropas fueron retrasadas en su camino a Boyacá por cerca de tres días por una multitud de charaleños quienes, pese a que no tenían como vocación la confrontación bélica y sin contar con mayores conocimientos militares, lograron hacer frente a las tropas españolas al punto de torpedear el objetivo de llegar al Puerte de Boyacá a sumarse a las tropas que lucharon contra Bolívar.

El resultado de la osadía charaleña fue una masacre. La confrontación si bien inició en el Puente sobre el Río Pienta, las calles de Charalá se tiñeron de rojo debido a que todos que se levantaron con palos y machetes contra los españoles vieron en aquel 4 de agosto de 1819 su último día de vida.

Tributo a los héroes

206 años después la localidad de Charalá se ha resistido a perder en la historia esta batalla de la que poco se habla en la Historia de Colombia, cada 4 de agosto reviven el espíritu aguerrido de sus ancestros.

EL homenaje más reciente lo hicieron junto a la Gobernación de Santander en una ceremonia en la que participó activamente la Alcaldía de Charalá y diferentes organizaciones sociales, todo con el objetivo de rendir homenaje a la valentía de los habitantes de este municipio que, en 1819, se levantaron contra las tropas realistas en defensa de la libertad y el sueño de una nación soberana.

“La Batalla del Pienta, librada el 4 de agosto de 1819, ha sido por años uno de los episodios menos reconocidos de la historia oficial, pese a su importancia estratégica y simbólica. Mientras el ejército libertador liderado por Simón Bolívar se preparaba para la confrontación final en Boyacá, en las montañas de Charalá cientos de campesinos, mujeres, jóvenes y ancianos enfrentaban a las tropas realistas con herramientas rudimentarias, sin formación militar y guiados únicamente por la convicción de libertad”, recordó durante el homenaje un historiador santandereano.

Explicó que fue un acto de resistencia civil sin precedentes. Aquel pueblo, sin armas ni entrenamiento, logró retrasar el avance del ejército español que pretendía unirse a las tropas que resistían a Bolívar. Ese sacrificio permitió que las fuerzas patriotas llegaran fortalecidas a Boyacá, sellando así la independencia del Virreinato de la Nueva Granada.

Hoy, más de dos siglos después, ese gesto de entrega y valor sigue siendo fuente de identidad y orgullo para los charaleños y, por extensión, para todos los santandereanos.

Ceremonias solemnes y reconocimientos

Las actividades conmemorativas comenzaron desde temprano, con una eucaristía en honor a los héroes de la batalla, seguida de un acto cívico y militar que congregó a autoridades locales, representantes de la Gobernación de Santander, historiadores, estudiantes y ciudadanía en general.

Durante el evento, se izaron las banderas nacional y departamental, y se entonó el himno de Charalá, una pieza cargada de sentimiento patriótico. En la plaza principal, se realizó una dramatización de los hechos del 4 de agosto de 1819, en la que jóvenes del municipio revivieron con emoción el espíritu de lucha de sus antepasados.

El gobernador de Santander, quien participó activamente en los actos conmemorativos, expresó: “Charalá no solo aportó hombres y mujeres valientes a la causa libertadora, sino que escribió con sangre y coraje una de las páginas más nobles de nuestra historia. No podemos permitir que este legado se diluya en el olvido. Es nuestra responsabilidad rescatar y visibilizar el papel que jugó Santander en la independencia de Colombia.”

Durante la jornada también se rindió homenaje a las mujeres heroicas del municipio, como Manuela Beltrán y Josefa García —íconos de la resistencia comunera y precursoras del sentimiento libertario— cuyas acciones siguen siendo ejemplo de liderazgo y rebeldía frente a la opresión.

Charalá, cuna de patriotas

La historia de Charalá está íntimamente ligada a la lucha por la libertad. Desde tiempos del movimiento comunero en 1781, esta región ha sido semillero de pensamiento insurgente y defensa de los derechos populares. La Batalla del Pienta fue la culminación de una tradición de lucha que nació mucho antes del estallido independentista, y cuya herencia aún palpita en sus calles empedradas y su cultura popular.

Historiadores locales recalcan que esta gesta no fue un hecho aislado, sino parte de una red de acciones coordinadas que buscaban debilitar a las fuerzas realistas. La movilización del pueblo charaleño, aunque finalmente fue derrotada en combate, tuvo un impacto decisivo en el desarrollo posterior de la Campaña Libertadora.

Educación y memoria histórica

En el marco de la conmemoración, la Gobernación de Santander anunció nuevas iniciativas para promover el estudio y divulgación de la Batalla del Pienta en las instituciones educativas del departamento. Se busca que este capítulo de la historia deje de ser un relato marginal y se convierta en parte integral del currículo escolar y de las celebraciones patrias.

 También se anunció la restauración de algunos monumentos históricos del municipio y la creación de un Centro de Memoria de la Resistencia Charaleña, que funcionará como espacio de divulgación cultural y de encuentro con las raíces históricas de la región.

Una historia que debe ser contada

La conmemoración de los 206 años de la Batalla del Pienta fue más que una ceremonia: fue un acto de justicia histórica. En medio de un país que sigue en construcción y que enfrenta nuevos desafíos en materia de democracia y reconciliación, recordar la entrega de los hombres y mujeres de Charalá es también una invitación a no olvidar que la libertad no fue gratuita, y que muchos la pagaron con sus vidas.

Charalá, hoy como ayer, sigue siendo símbolo de resistencia, dignidad y esperanza. A 206 años de aquella jornada heroica, su voz sigue viva en la memoria de Colombia. Y su gente, orgullosa de su legado, sigue gritando al unísono: ¡Libertad o muerte!