Resumen
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)China ha dado un paso significativo hacia la supremacía económica global, desafiando el liderazgo de Estados Unidos. El plan “Made in China 2025”, presentado en mayo de 2015, marcó un hito en la estrategia de Pekín para dominar sectores clave de alta tecnología y alta valor, con el objetivo de desplazar a EE. UU. como líder económico mundial. Cinco años después, un informe revela que China ha alcanzado o está cerca de alcanzar la vanguardia tecnológica en la mayoría de los sectores prioritarios de este plan.
Entre los logros de China se destacan su liderazgo en vehículos eléctricos, control del 80% de la cadena de suministro de energía solar, y la finalización del primer reactor nuclear de cuarta generación. Además, el país ha desarrollado una vasta red de trenes de alta velocidad y su capacidad de construcción naval supera a la de EE. UU. en más de 200 veces. Aunque en algunos campos, como la aviación comercial y la biotecnología, China ha tenido éxitos menores, su progreso es notable en comparación con las expectativas iniciales.
A pesar de los desafíos, como un déficit agrícola creciente, el plan de Pekín ha transformado a China de una “fábrica mundial” a una potencia tecnológica de primer nivel. Esta evolución contradice la visión de que la economía china está en declive, destacando la necesidad de que EE. UU. no subestime el desafío que representa su adversario. La actual administración estadounidense debe evitar la complacencia y adoptar una política industrial robusta para contrarrestar la creciente influencia de China.
Para enfrentar este desafío, EE. UU. necesita invertir significativamente en sectores críticos, reducir la regulación que limita la manufactura, y protegerse contra el espionaje y el robo de propiedad intelectual. Mantener la ventaja tecnológica y económica requerirá políticas activas y una estrategia industrial que pueda sostener la competitividad frente a un adversario cada vez más avanzado.