Resumen
Bucaramanga enfrenta una crisis de accidentes de motocicleta, con tres muertes y veinte heridas diariamente. A pesar de la congestión de 450.000 motocicletas y 250.000 vehículos, no se han realizado esfuerzos serios para abordar el problema.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Tres personas mueren diariamente en la zona metropolitana de Bucaramanga por accidentes de motocicleta y otras veinte personas resultan heridas cada día en esta clase de accidentes de tránsito. En el ambiente agitado de las ciudades capitales la indolencia es total. Numerosas ambulancias de propiedad particular están a la caza de cualquier accidente en las calles de Bucaramanga, Floridablanca, Girón y Piedecuesta, para correr con las sirenas encendidas a recoger a las víctimas de estas tragedias y cobrar en clínicas particulares las respectivas propinas.
El fenómeno es de una magnitud impresionante, porque en el área metropolitana circulan cuatrocientas cincuenta mil (450.000) motocicletas y doscientos cincuenta mil (250.000) vehículos automotores, en una congestión desesperante, porque se agotaron los espacios en las vías públicas y se recortaron las calles y las avenidas, porque en las anteriores administraciones crearon las ‘Ciclo-Rutas’ y derrocharon miles de millones de pesos para complacer a los falsos apóstoles del deporte, empeñados en llegar en bicicleta a las universidades, a los colegios, a las escuelas y a los lugares de trabajo.
Ninguna autoridad ha tomado en serio esta racha trágica que está destrozando vidas de jóvenes y niños que privilegian el uso de la bicicleta y de la motocicleta para desplazarse por estas super-congestionadas vías. Ninguna persona mayor puede someterse a la aventura de recorrer las calles de las cuatro ciudades del área metropolitana sin pensar en el pasaporte de la muerte, que puede estar a un metro del sardinel por donde se desplazan los vehículos menores.
Los expertos en planeación urbana no tienen un criterio cierto sobre la necesidad de construir vías exclusivas para los motociclistas y para los ciclistas, porque se acabaron los espacios en las vías públicas y sálvese quien pueda, porque las puertas de las clínicas y de los hospitales no dan abasto para esta cantidad de muertos y heridos en accidentes de tránsito.
Hace cincuenta años, cuando Bucaramanga tenía solamente ciento veinte mil habitantes, el número de motocicletas matriculadas en las direcciones del tránsito de Bucaramanga y Girón apenas llegaba a dos centenares. Medio siglo después estos aparatos tienen que circular por las aceras en medio de tremenda congestión que es un infierno y una terrible amenaza para la vida humana.
Se trata de un problema nacional y seguramente, mundial. El mundo se hizo pequeño para millones de aparatos que se movilizan por calles, avenidas y autopistas. Las funerarias no dan abasto atendiendo los muertos que son llevados a los anfiteatros y que representan una mercancía para las funerarias, que viven del negocio de la muerte. Uno se pregunta, acaso, habrá quien que pueda resolver este angustioso problema. Una respuesta inteligente de las autoridades civiles para librar de la muerte trágica a tantos niños, jóvenes y ancianos, que está expuestos a perder la vida en cualquier momento.