Resumen
El artículo critica al gobierno colombiano por ignorar la violencia y el narcotráfico en su país, mientras promueve a Colombia como una "potencia mundial de la vida". Asegura que la apuesta del presidente por la legalización de las drogas es dañina y cuestiona los esfuerzos actuales de paz.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Es un absurdo hablar de Colombia como potencia mundial de la vida, cuanto todos los días asesinan alcaldes, líderes sociales, soldados y policías, campesinos y trabajadores, cuyos cuerpos son llevados a los cementerios como animales, en medio de una absoluta indiferencia del gobierno nacional, que parece casado con los autores de las masacres, a quienes los voceros de la administración central tratan con benevolencia. Gran parte del territorio nacional sigue siendo territorio de bandidos, a quienes les prometieron un ‘Proceso de Paz Total’, limitando las acciones represivas de la fuerza pública.
Mientras el régimen izquierdista contrata publicidad radial y televisiva para expandir el mensaje de ‘Colombia, potencia mundial de la vida’, en los territorios más apartados del país, siguen matando gente todos los días. Los mayores problemas de violencia están ubicados en las zonas cocaleras del país, en El Cauca, Putumayo, Vaupés, Vichada y Catatumbo, donde las cuadrillas del narcotráfico se disputan los territorios, para presionar al gobierno a la legalización de los estupefacientes.
Se ha llegado a imaginar a Colombia con un ejército de drogadictos, repartiendo la marihuana y la cocaína en las escuelas y colegios, para destruir la mente de las nuevas generaciones, utilizadas por los jíbaros para expender el mercado de alucinógenos. En todo el territorio nacional existen grandes plantaciones de marihuana y coca, que el presidente Gustavo Petro quiere legalizar, aplicando la teoría de que el consumo de estupefacientes hay que tratarlo como si fuera una enfermedad.
En el año que termina han sido asesinados en Colombia ciento cincuenta y seis (156) líderes sociales, que en su mayoría eran partidarios de la sustitución de cultivos ilícitos. Les hicieron creer que vendría la bienaventuranza para conjurar la drogadicción y, sin embargo, más de doscientas cincuenta mil hectáreas de las zonas cocaleras están bajo control de grupos armados ilegales, donde impera la ley del más fuerte y donde el presidente de la república mantiene comisiones de diálogo, que se van saliendo de madre, porque el negocio de los alcaloides es una renta ilegal, que financia las acciones criminales del conflicto armado.
¡En las antiguas haciendas ganaderas del departamento del Cauca ha sido desarraigada la población campesina tradicional y los dueños de grandes haciendas no pudieron volver a sus estancias, porque fueron retiradas las tropas y existe una tregua bilateral de ‘NO AGRESIÓN’, ¡que en el fondo favorece los intereses de los narcotraficantes! La senadora Paloma Valencia, del partido Centro Democrático, nacida en las tierras del Cauca, ha dicho que los hacendados tuvieron que abandonar la zona por el poder conferido a la ‘Guardia Indígena’, compuesta por gente que jamás ha trabajado, pero que vive de los subsidios que como población ancestral les reconoce el gobierno, ‘para vivir sabroso’, como dice la señora vicepresidenta.
El mensaje publicitario que contrató el gobierno nacional en las cadenas de televisión y en las Cadenas Radiales, es una mentira, porque habla de Colombia como si fuera el paraíso terrenal y no el infierno de este país, donde prevalece la guerra de guerrillas, aunque estén comprando esa farsa de la ‘Paz Total’, que es una monstruosa mentira. Quien dijo que ‘Colombia es una potencia mundial de la paz, cuando todos los días mueren asesinados en este país los apóstoles de la reconciliación y el entendimiento.