Resumen
El fallecido General Ricardo Díaz Torres, exviceministro de Defensa de Colombia, denunció antes de morir presuntas irregularidades en la compra de helicópteros de combate, señalando corrupción en la contratación pública.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Graves denuncias del fallecido General (r) Ricardo Díaz Torres (q.e.p.d.), exviceministro de Defensa del gobierno de Gustavo Petro, que dejó de existir esta semana en Bogotá por presunta falla cardíaca y que había levantado su voz de protesta para denunciar las irregularidades en la compra de helicópteros de combate para el Ministerio de la Defensa Nacional, constituyen la radiografía de la inmensa corrupción que rodea la contratación pública en nuestro país.
En una entrevista con la Revista SEMANA, el General Díaz Torres no se guardó en detalles de lo que había vivido en ese cargo y habló de las presiones que había alrededor de negocios millonarios y de temas espinosos, donde aparece la señora Verónica Alcocer, compañera del primer mandatario de la nación, ofreciéndole una cuantiosa suma de dinero por setecientos millones de pesos, para darle el visto bueno a la compra de unos helicópteros para el Ministerio de Defensa Nacional.
El exviceministro de Defensa, General Díaz Torres decidió hablar tras su salida a marchas forzadas del Ministerio. “Mi decisión obedece a que, en su momento, acompañé al presidente Petro en un proyecto político en el cual había creído. Había cosas en común, como la estabilidad de los militares, combatir la corrupción en las Fuerzas, trabajar por el bienestar de las tropas y, sobre todo, la institucionalidad, y asegurar el compromiso de las Fuerzas con la democracia”, dijo. El domingo pasado durante las marchas de protesta en Bogotá contra la impunidad reinante en el país, aseguró que manejó un presupuesto de 52 billones de pesos en el Ministerio, la parte académica de las Fuerzas Militares, el bienestar, la alimentación de las tropas, las dotaciones, y que tenía la misión de garantizar la defensa y la seguridad del país con las unidades orgánicas del Comando General de las Fuerzas Militares. Fue en esa tarea que se dio cuenta de que no todo era transparente y que se encontraba en el lugar equivocado.
La primera alerta de corrupción que enfrentó fue un contrato millonario para la adquisición de unas aeronaves. “Cuando recibí el Viceministerio, se me habló de la necesidad de adquirir unos helicópteros como soporte logístico para el helicóptero presidencial y dos helicópteros para iniciar el reemplazo de la flota de helicópteros UH-1N, que tienen unos 60 años de uso. Me hablaron de tres helicópteros que había ofrecido un país amigo y que podrían servir para la Fuerza Aérea.
Aseguró que se trataba de un país árabe y que su representante había comprado unos helicópteros de fabricación italiana, de la empresa Leonardo, y decidió vender tres de las mismas especificaciones del helicóptero presidencial. Estos habían sido ofrecidos a la Fuerza Aérea, según su narración. “Las presiones fueron de personas que se presentaron vinculadas con el Gobierno, ofrecieron dádivas para que se tomara en consideración la compra de los helicópteros”, dijo. En ese negocio le ofrecieron 700 millones de pesos para que la decisión fuera adquirir esas tres aeronaves”, dijo el General Díaz Torres, horas antes de morir por una presunta falla cardíaca.
La corrupción se ha extendido como un protozoario, que todo lo toca y todo lo corrompe. De verdad que, nunca antes, en la reciente historia de Colombia, habíamos descendido tanto hacia el abismo de la degradación moral que padece la república. ¿Habrá quien defienda este sistema político CORRUPTO? ¿Un país donde el Consejo Nacional Electoral, a nombre de la nación, destina SETENTA MIL MILLONES DE PESOS este año para la financiación y supervivencia de treinta y seis partidos políticos?
