Con título póstumo honran memoria de bumangués desaparecido en Bogotá
Resumen
El 26 de septiembre, la familia de Cristian Rojas Serrano recibirá un título póstumo en Derecho en memoria de su desaparición forzada en 1988, un gesto de justicia y reconocimiento por parte de la JEP y la Universidad Autónoma.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
El próximo 26 de septiembre, un aula de la Universidad Autónoma en Bogotá será escenario de un acto que trasciende lo académico. No se trata solo de la entrega de un diploma, sino de un gesto restaurativo que busca reparar, al menos en parte, la fractura que dejó la desaparición forzada de Cristian Rojas Serrano, un joven bumangués estudiante de Derecho y militante de la Unión Patriótica, desaparecido el 2 de enero de 1988 en la capital del país.
Por Camilo Ernesto Silvera Rueda - Redacción Política / EL FRENTE
El próximo 26 de septiembre, después de 37 años de ausencia y de una búsqueda que no ha cesado, la familia de Cristian Rojas Serrano recibirá el título de abogado en su nombre, gracias a la decisión de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y al compromiso de la universidad en su objetivo de honrar a las víctimas. El reconocimiento se inscribe dentro de la medida cautelar nacional que protege el derecho a la verdad y a la memoria de las víctimas de desaparición forzada en Colombia.
Cristian Rojas Serrano nació en Bucaramanga el 27 de mayo de 1955. Estaba a punto de culminar su carrera en Derecho cuando su familia perdió contacto con él. Sus exámenes finales, que lo habrían llevado a graduarse como abogado, quedaron pendientes para siempre, congelados en el tiempo por la violencia política que lo arrebató de los suyos.
En el hogar era un referente: el hermano mayor que tomó las riendas de la familia tras la ausencia de su padre, el guía de sus nueve hermanos y el apoyo incondicional para su madre. Era un lector voraz, amante del arte, con una sensibilidad política que lo llevó a militar en la Unión Patriótica. Su visión del Derecho no era meramente académica: lo entendía como una herramienta para luchar por la justicia social, la equidad y la dignidad de los más humildes.
“Mi papá era muy querido porque era un ser humano diferente, muy solidario. En la familia era como un líder, un pilar, una persona guía”, recuerda su hija, Yira Violeta, quien nunca dejó que el silencio de la desaparición borrara el legado de su padre.
El peso del silencio y
la herida de la ausencia
Durante décadas, la familia Rojas Serrano cargó con la ausencia sin respuestas. Nombrar a Cristian era, para muchos de sus hermanos, revivir un dolor insoportable. El duelo, que suele traer consuelo en la certeza de la muerte, se volvió en su caso un laberinto de incertidumbre.
“Detrás de su nombre venían montones de imágenes y recuerdos: algunos alegres, pero la mayoría marcados por la tristeza. No es lo mismo saber que alguien murió, porque en ese caso uno puede hacer un duelo; en cambio, con la desaparición no se sabe si la persona está viva o muerta”, relatan sus familiares.
Ese silencio empezó a romperse el 18 de julio de este año, cuando la JEP lideró en Bucaramanga un encuentro psicosocial con la familia, un espacio de acompañamiento emocional en el que pudieron reconstruir memorias ocultas y liberar cargas que habían permanecido guardadas por más de tres décadas.
La hija que heredó la búsqueda
En 2024, Yira Violeta, hija de Cristian, acudió a la JEP con una petición cargada de simbolismo: que la universidad donde su padre estudió hiciera realidad su sueño truncado de convertirse en abogado. Ese gesto, explicó, era la manera de restituirle parte de lo que la violencia le había arrebatado.
La solicitud se dio en el marco de la medida cautelar nacional que protege a las víctimas de desaparición forzada, y recibió el respaldo del magistrado Raúl Eduardo Sánchez Sánchez, de la Sección de Ausencia de Reconocimiento de Verdad. La decisión no solo honra a Cristian, sino que también hace parte de la investigación que adelanta la JEP en el Caso 06, sobre los crímenes cometidos contra militantes de la Unión Patriótica.
“Mi papá habría sido un excelente abogado, trabajando por la justicia para las personas más humildes. También lo imagino como un buen educador”, dice Yira con una mezcla de orgullo y nostalgia. Para ella, este título no es solo un papel: es una reparación que confirma que la memoria se construye también con gestos tangibles.
Un acto de memoria y no repetición
La ceremonia de graduación se convertirá en un hito de justicia restaurativa. Allí, la Universidad Autónoma y la JEP entregarán el diploma en Derecho a la familia de Cristian Rojas Serrano. El evento contará con la presencia de magistradas y magistrados de la jurisdicción, quienes reafirmarán que la dignidad de las víctimas no puede quedar sepultada bajo el olvido.
Este acto busca transmitir un mensaje poderoso: la memoria de los desaparecidos es esencial para que la sociedad colombiana comprenda la magnitud de lo vivido, y para que las familias encuentren espacios de reparación y acompañamiento.
En palabras de la JEP, estos gestos son parte de las garantías de no repetición. No devuelven a los desaparecidos, pero sí siembran una ruta de reconocimiento que impide que sus nombres se pierdan en el anonimato de la violencia.
El grado póstumo de Cristian Rojas Serrano muestra que la justicia transicional no se limita a expedientes ni sentencias. También se construye con gestos de memoria: los que devuelven dignidad, acompañan la búsqueda de las familias y reafirman la decisión de un país de no repetir la tragedia de la desaparición forzada.
La historia de Cristian es la de miles de víctimas del conflicto armado en Colombia. Pero en este caso, su memoria revive con un diploma que representa no solo un logro académico, sino un triunfo sobre el silencio y la impunidad.
Al recibirlo, su familia no solo estará cumpliendo el sueño de un hijo, un hermano y un padre: también estarán escribiendo una página de resistencia, donde la memoria se convierte en la forma más profunda de justicia.