Resumen
El intento del gobierno colombiano de reformar el sistema de salud encontró oposición en el Senado, con partidos centristas y de derecha bloqueando la medida. Esta derrota se considera un revés para el presidente Gustavo Petro y una victoria para los partidos opositores.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)La miopía del gobierno nacional, al insistir en despedazar el sistema de salud de Colombia, que es uno de los mejores del mundo y que se ha venido construyendo con la ayuda inteligente de las organizaciones científicas y con el pulso financiero del sector privado, quedó derrotada ayer en medio de una batalla crucial en el Senado de la República, donde los partidos políticos de centro y de centro derecha les sacaron tarjeta roja a los izquierdistas y anarquistas, que quieren destruir nuestras instituciones democráticas.
Una dura prueba para el gobierno de Gustavo Petro y un gran acierto del Partido Conservador, Partido Liberal, Partido Centro Democrático, Partido Cambio Radical y Partido Social de Unidad Nacional (Partido de la U), que le demostraron al huésped del Palacio de Nariño que en Colombia solamente pueden darse las grandes reformas con acuerdos de ‘Unidad Nacional’, como los que inicialmente le propusieron los jefes de estas colectividades que tienen asiento en el Capitolio Nacional.
Salieron derrotados los parlamentarios del denominado ‘Pacto Histórico’ y algunos acólitos del Partido Verde que, a cambio de canonjías, se postraron de rodillas ante el báculo presidencial, empeñados en crear un régimen comunista en esta nación, donde debe prevalecer el régimen de libertades y el respeto por las tres ramas del poder público que, en conjunto, encarnan la majestad de la nación. Ya se escuchan los cantos de sirena de los áulicos que agitan el incensario de la adulación y que han querido convertir a Colombia en un satélite de los regímenes comunistas.
Se equivoca el presidente Gustavo Petro, tratando de sembrar el odio en esta nación que ha sufrido los embates del conflicto armado, cuando fueron ellos, los rebeldes del Movimiento Diecinueve de Abril (M-19), responsables del holocausto del Palacio de Justicia, donde masacraron a los magistrados de las altas cortes y donde ahora se garantiza la correcta administración de justicia, en los términos de la Nueva ‘Constitución para la Paz’ aprobada por la Asamblea Constituyente de 1991.
Qué fácil hubiera sido, para el actual presidente de la República, la realización de un ‘Acuerdo de Unidad Nacional’,como el que pactaron los jefes liberales y conservadores, al adoptar el ‘Frente Nacional’ que trajo la paz al país durante dieciséis años; que fácil hubiera sido tramitar las reformas sobre la propiedad de la tierra para los campesinos en una reforma agraria integral; que fácil hubiera sido para Gustavo Petro, convertirse en heraldo de la democracia y de la paz, que en sus manos y en su pensamiento aparecen más esquivas que nunca.
Han pasado veinte meses del gobierno de Gustavo Petro, más enredado que un bulto de anzuelos, en medio de unos congresistas del denominado ‘Pacto Histórico’, a quienes les hace falta mucha cultura política para conocer los valores democráticos, que son diferentes a las tesis marxistas y leninistas, que predican en ciertas universidades públicas, que se sostienen con el producido de los impuestos que pagamos los buenos ciudadanos de Colombia. ¡Hay que defender la independencia de las tres ramas del poder público, a cualquier precio!