Crece el riesgo por medicamentos de mala calidad: 154 países afectados
Resumen
La OMS alerta de que 1 de cada 10 medicamentos en países de ingresos bajos y medios es subestándar o falsificado, afectando la salud global. El peligro aumenta con el mercado digital, destacando la necesidad de reforzar controles para proteger a los pacientes.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Uno de cada diez medicamentos que circulan en países de ingresos bajos y medios es de calidad subestándar o falsificado, según datos recientes revelados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este fenómeno, que compromete tratamientos vitales como vacunas, antibióticos y terapias oncológicas, ha sido calificado como una amenaza global que desestabiliza sistemas de salud y pone en riesgo la vida de millones de personas.
El Instituto de Seguridad Farmacéutica (PSI, por sus siglas en inglés) informó que en 2023 los delitos farmacéuticos aumentaron en un 4%, afectando a 154 países. La proliferación de productos médicos falsificados —aquellos cuya identidad, composición o procedencia ha sido deliberadamente tergiversada— expone a los pacientes a tratamientos ineficaces, tóxicos o incluso mortales. A menudo, estos productos contienen dosis incorrectas del principio activo o están contaminados con sustancias dañinas.
"Un medicamento falsificado puede parecer auténtico, pero su composición pone en riesgo la salud del paciente. En ocasiones no contiene el principio activo necesario o lo incluye en cantidades peligrosas, lo que genera resistencia a los antimicrobianos y agrava enfermedades crónicas o infecciosas", explicó Ángel Meléndez, vicepresidente de Integridad Global del Producto para el Programa de Seguridad del Paciente de Pfizer.
Meléndez advirtió que el mercado digital ha incrementado el peligro: "Se estima que hasta un 50% de los medicamentos vendidos por internet son falsificados. Muchas farmacias virtuales, que parecen confiables, son fachadas para redes de estafa o tráfico ilegal de fármacos". Esta situación evidencia la urgencia de reforzar los mecanismos de control y aumentar la conciencia pública sobre los riesgos asociados.
La OMS ha insistido en que fabricar, distribuir y vender medicamentos falsificados constituye un delito que socava la confianza de los ciudadanos en los sistemas de salud y en los fabricantes legítimos. Además, la Federación Internacional de Asociaciones de Fabricantes y Productores Farmacéuticos (IFPMA) presentó los “Diez Principios sobre Medicamentos Falsificados”, entre los cuales se destacan la necesidad de detener el comercio ilegal, fortalecer los entes reguladores y fomentar la cooperación internacional liderada por la OMS.
Pfizer, por su parte, ha intensificado sus esfuerzos globales para frenar esta amenaza, mediante acciones como dificultar la producción ilegal, rastrear y judicializar a los responsables, y educar tanto a profesionales como a pacientes. “Detrás de cada medicamento hay una historia, una persona, un profesional de la salud o un niño que depende de nuestra responsabilidad. Por eso actuamos con rigor frente a esta amenaza”, subrayó Meléndez.
¿Cómo detectar medicamentos falsificados?
Expertos recomiendan estar alerta a ciertos signos:
- ¿El envase o presentación del medicamento luce distinto al habitual?
- ¿Ha tenido efectos secundarios nuevos o inusuales tras su consumo?
- ¿Adquirió el producto en una farmacia en línea sin respaldo verificado?
En respuesta, se alienta a los consumidores a adquirir medicamentos únicamente en puntos autorizados y a reportar cualquier sospecha ante las autoridades sanitarias.
Los medicamentos falsificados no distinguen fronteras ni clases sociales, afectan a todos los países y personas por igual. Por eso, la lucha contra esta amenaza exige un compromiso conjunto entre gobiernos, industria farmacéutica, organismos multilaterales y sociedad civil.
La OMS reafirmó que el acceso equitativo a medicamentos seguros y eficaces es un derecho fundamental. Combatir la falsificación no es solo una cuestión legal, sino también una obligación moral y sanitaria. Como concluyó Meléndez, “La salud y la seguridad del paciente deben estar por encima de cualquier interés económico. Juntos podemos protegerla”.