Resumen
La Universidad Industrial de Santander (UIS) apoya la antigua tradición de cultivo y procesamiento de fique en Curití, buscando nuevos usos para la fibra y biomasa de una planta que ha sostenido a miles de familias. La UIS investiga productos como biofertilizantes, jabones y alimentos para animales.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
En las verdes laderas de Curití, un pueblo cuyo nombre en guane significa “pueblo de tejedores”, la Universidad Industrial de Santander (UIS) está brindando su apoyo a una tradición que toca fibras profundas en la región: el cultivo y procesamiento del fique. Esta planta emblemática ha sido el sustento de miles de familias y un símbolo de identidad cultural durante generaciones.
José Delio Porras, líder y defensor de esta tradición, ha dedicado su vida a mantener vivo el legado del fique. "Para mí, el fique encarna las raíces de mi infancia. Me crie dentro de los cultivos...", expresa con orgullo. Desde tiempos inmemoriales, los campesinos de Curití y otros municipios de Santander han cultivado esta planta, transformando su fibra en productos artesanales que cuentan historias de perseverancia y arraigo.
La industria del fique, que surgió en los años veinte con la necesidad de costales para la industria del café, enfrenta ahora desafíos significativos. La modernidad y los cambios en los patrones de consumo han amenazado con desplazar esta práctica ancestral. Sin embargo, en Curití, la lucha por preservar esta tradición continúa. Cerca de 3.500 familias cultivan la planta, y más de 1.500 artesanos trabajan manualmente para crear productos reconocidos por su calidad.
La UIS, a través del grupo de investigación Giftex, está explorando nuevas formas de aprovechar la fibra y la biomasa del fique. "En Santander, solo se utiliza el 4% del fique, que corresponde a las fibras para costales, artesanías, sacos, cuerdas, telas, bolsos... El resto se desperdicia", explica Cristian Blanco, director del grupo Giftex. La investigación busca soluciones para utilizar el 96% restante de la biomasa, creando productos como biofertilizantes, jabones y alimentos para animales.
Este esfuerzo conjunto entre los fiqueros y la academia busca no solo preservar una tradición, sino también asegurar un futuro sostenible y rentable para la comunidad. Jhonny Mauricio Cerón Cifuentes, posdoctoral de Giftex, menciona que se están desarrollando biomateriales para el tratamiento de aguas residuales de la industria textil, utilizando fibras de fique con nanopartículas para crear bionanocompositos.
Los campesinos de Curití se levantan cada día con la esperanza de que su legado perdure. Enfrentan desafíos como el cambio climático, la economía y la competencia de materiales sintéticos, pero con el apoyo de la UIS, confían en que podrán mantener viva esta tradición milenaria.
La historia del fique en Santander es una de resistencia y determinación. Las manos curtidas de los fiqueros seguirán tejiendo un legado que trasciende generaciones, recordándonos que en cada fibra hay una historia que merece ser contada y protegida.
