Desatinados palos de ciego de la AMB tras pretensión de reactivar a Metrolínea
Resumen
Metrolínea arrendó 12 buses con capacidad para 80 pasajeros cada uno para aliviar el transporte en Bucaramanga, beneficiando entre 100,000 y 130,000 usuarios al mes. Sin embargo, este convenio solo estará vigente hasta diciembre, valiéndose de medidas temporales y dejando dudas sobre su efectividad.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)El arrendamiento apresurado de doce buses padrones para incorporarlos al sistema Metrolínea representa una apuesta de corto plazo con beneficios poco servibles y riesgos palpables para los usuarios del Área Metropolitana de Bucaramanga.
De acuerdo con las proyecciones calculadas, el plan oficial presenta ventajas como la incorporación de vehículos con capacidad para 80 pasajeros y la proyección de trasladar entre 100.000 y 130.000 usuarios al mes aportan alivio inmediato a corredores saturados.
El financiamiento de 8.300 millones de pesos mediante un convenio entre el ente metropolitano y la Alcaldía Municipal permite una inyección de recursos sin recurrir a ampliaciones de deuda pública de largo plazo.
La estrategia incluye medidas para reducir el transporte informal y plantea la integración del servicio con el transporte público colectivo con el fin de corregir asimetrías de cobertura y frecuencia.
Sin embargo, aquí viene el pero, las ventajas conviven con limitaciones significativas. El carácter temporal del convenio, vigente solamente hasta diciembre del presente año, reduce la efectividad de la solución.
Doce buses ofrecen un respiro operativo, pero no constituyen una base para un modelo sostenible de movilidad masiva y la brevedad del acuerdo genera incertidumbre en la planificación del servicio, en la contratación de personal y en la articulación de rutas con el transporte colectivo.
Recursos concentrados en una intervención de semanas pueden producir efectos cosméticos sin resolver fallas estructurales que afectan la calidad del servicio y esto se presenta como tirar desatinados palos de ciego por parte del Área Metropolitana de Bucaramanga, AMB, en su pretensión de reactivar a Metrolínea.
La experiencia reciente muestra que medidas puntuales contra el transporte informal sin alternativas robustas para los desplazamientos periféricos trasladan la presión hacia zonas vulnerables.
La integración prevista exige mecanismos claros de coordinación tarifaria, control de flotas y supervisión técnica con plazos definidos y, en ausencia de esos elementos, la promesa de corregir asimetrías queda incompleta y el usuario no recupera la previsibilidad del servicio.
La información sobre el negocio del arrendamiento de los doce buses padrones se da justo cuando se suspendió la medida de posponer la jornada del Día sin Carro y sin Moto, porque la falta de condiciones operativas persiste en toda el Área Metropolitana.
La administración municipal invierte recursos y anuncia seguimiento técnico, pero el plazo legal del convenio limita la capacidad de efectuar ajustes de fondo y de medir impacto real sobre la demanda.
La conclusión es simple, directa, concreta y exigente. Si el objetivo es un transporte público digno, eficiente y seguro, la solución no puede limitarse a alquilar unidades por meses.
Es imprescindible definir un horizonte operativo más amplio, garantizar continuidad financiera, institucionalizar la integración con el transporte colectivo y establecer indicadores públicos de desempeño.
Empero, el arrendamiento exige cláusulas que definan mantenimiento, responsabilidades ante fallas, gestión de repuestos y sanciones por incumplimiento. Por lo tanto, el convenio debe incluir auditorías, indicadores de cumplimiento y plan de transición hacia un modelo de operación sostenible en un corto plazo.