Descubren “olo”, un color jamás visto que expande los límites de la visión humana
Un grupo de investigadores de la Universidad de California en Berkeley ha logrado un hito sin precedentes: hacer que cinco personas perciban un color inexistente en la naturaleza y fuera del alcance de cualquier pantalla o pigmento conocido. Lo han bautizado como “olo” y lo describen como un azul verdoso de saturación absoluta, tan intenso que, según quienes lo vieron, parecía sobrepasar los límites de la experiencia visual humana.
El hallazgo, publicado en abril de 2025 en Science Advances, fue posible gracias al Oz Vision System, un avanzado equipo óptico que dirige pulsos de luz con precisión milimétrica hacia un único tipo de fotorreceptor de la retina: el cono M, responsable de detectar longitudes de onda medias asociadas al color verde. En la visión normal, las señales de estos conos se combinan con las de otros tipos —L y S—, lo que impide aislar su respuesta pura. La estimulación selectiva permitió que los participantes experimentaran un matiz fuera del espectro visible convencional.
Ren Ng, ingeniero eléctrico y uno de los voluntarios, confesó a la BBC que la experiencia fue “comparable a ver el rosa más intenso imaginable después de una vida viendo solo tonos apagados”. La técnica empleada se basa en el metamerismo espacial, que no mezcla longitudes de onda, sino que distribuye la luz sobre la retina de manera controlada.
El nombre “olo” proviene del código binario 010, en alusión a la activación exclusiva de los conos M, mientras los demás permanecen inactivos. En condiciones naturales, todos los colores activan al menos dos tipos de conos, por lo que este tono es inaccesible fuera del laboratorio.
Aunque algunos especialistas, como John Barbur de la Universidad City St George’s de Londres, sugieren que se trata simplemente de un verde extremadamente saturado, otros reconocen el mérito técnico del experimento. Misha Corobyew, de la Universidad de Auckland, recuerda que ya se habían estimulado conos de manera aislada en el pasado, pero subraya que esta vez la innovación radica en la estimulación simultánea y precisa de múltiples conos para crear imágenes.
Las posibles aplicaciones van más allá de la curiosidad científica. James Fong, coautor del estudio, señala que la técnica podría emplearse para investigar enfermedades visuales, desarrollar terapias contra el daltonismo o abrir nuevas fronteras en realidad virtual y arte inmersivo. No obstante, advierte que el sistema requiere láseres y ópticas complejas, y solo funciona en áreas muy pequeñas de la retina, lo que limita su uso por ahora.
En intentos posteriores, los voluntarios trataron de recrear olo combinando luz blanca con azul y verde, pero no lograron igualar su intensidad. Esto confirma que el tono queda fuera de las posibilidades de reproducción de la tecnología actual.
Para los investigadores, el logro no radica únicamente en revelar un matiz desconocido, sino en demostrar que la percepción humana puede expandirse mediante la manipulación selectiva de los receptores oculares. Olo, por ahora, es un visitante efímero y exclusivo, pero su descubrimiento plantea una pregunta inquietante: ¿cuántos otros colores invisibles esperan aún ser revelados?