Descubriendo Navidad

Resumen

Lácides Puertas, personaje de *Regreso al arado*, vive la Navidad confundido por su encanto materialista y la esperanza del Niño Dios, cuestionando el rol del icónico Santa Claus y las imposiciones a padres y niños.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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by Claudio Valdivieso
Descubriendo Navidad

Lácides Puertas, el poeta y protagonista de mi novela *Regreso al arado* huyó de nuevo de su rol y se personificó. Ahora, “este individuo” indocumentado y madurado con una extraña personalidad emocional combinada entre alucinaciones y absurdas ilusiones de los amores; crítico de la cruel realidad de la indolencia por las acciones de los humanos contra ellos mismos; “por la forma como los escritores torturan, ridiculizan, difaman y hacen lo que se les da la gana con el reparto de sus personajes literarios hasta convertirlos en brillantes villanos y héroes víctimas”.    

El poeta rebelde apareció de nuevo en los andenes de la ciudad sorprendido por el alboroto de las luces navideñas, la música extraña (villancicos) cantada por niños que ignoraba, y la imponente figura de un anciano barbado, gordo, vestido con un caluroso traje rojo. 

Sin encontrar explicaciones, Lácides se pregunta por qué ese señor con la opulencia que vive sin pensionarse y delega en los papás de los niños la misión de someterlos a la rigurosa tarea de convencerlos que les traerá juguetes a cambio de portarse bien, tomarse la sopa de verduras y quien sabrá cuales otras ocurrencias más.

El protagonista de Regreso al arado también escuchó desde su clandestina identidad que también hay otro personaje más importante y generoso que don Santa; más espiritual y menos comerciante que traerá regalos, juguetes y esperanza a los nuevos niños y sin tantos requisitos como sucede con el popular señor del traje rojo.

Encantado, sorprendido y espantado por la combinación de las luces navideñas, las congestiones del tráfico, villancicos, y los centros comerciales atestados de gente quejumbrosa por el alto costo de la “canasta navideña”, además de los juguetes elegidos por los infantes con el “favorcito” de don Santa, quien aseguró que este año tampoco financiará la compra de juguetes para alegrar la inocencia de los niños.

Lácides conmovido ante semejante benefactor, se dejó llevar por la tentación de las ilusiones de los niños e intentó convertirse en papá Noel, bastante frustrado porque su gran tamaño, connotado abdomen y lánguidas piernas de oso para vestirse de Niño Dios sería una odisea que ni si quiera el pesebre perdonaría. Tan iluso como frustrado Lácides optó por detenerse a observar desde la “gradería” la competencia navideña entre don Santa y la Natividad del Niño Dios. Los dos son encantadores, decía el poeta sin entender el abuso de los papás que insisten en poner a trabajar al abuelo sin derecho a pensión con tal de ver la felicidad de los niños que al crecer y convertirse en padres le acomodarán al señor de rojo el mismo cuento.

Concluyó sarcástico Lácides, que las tiendas de juguetes atraen a los niños con el jo jo jo del señor Claus, mientras el niño Dios invita a celebrar su nacimiento con la riqueza de la esperanza, amor, amparo y la fe para los niños que descubren que el Niño a cambio de la riqueza de los trineos del norte, nace todos los años en el pesebre de Belén.

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por Claudio Valdivieso
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