Dos años después

Por: José Oscar Fajardo

Dos años después de estar recibiendo las peores agresiones por cuenta de la oligarquía criolla y sus luciferinos medios masivos de comunicación, el presidente Gustavo Petro ha logrado llegar ileso a sus dos primeros años de gobierno. Y así le pese al lumpen burguesía representado en esos fatídicos medios de desinformación, en ese bienio, vean sólo una ínfima parte de todo lo que ha logrado, contra sunamis y terremotos, este ya histórico presidente de Colombia.

El haberles puesto pensión a los adultos mayores de 80 años es un acto de altruismo y nobleza de corazón que será escrito con letras de oro en la santa biblia de cualquier religión, y será recordado per sécula seculorum. Muchos mandatarios del mundo aún están perplejos ante semejante osadía. Lo mismo ocurre con haberle entregado miles de hectáreas de tierra fértil a los campesinos expoliados.

Se aprobó la reforma pensional. El 95% de universidad pública gratis. Bajó las tasas de interés. Nunca la educación pública había tenido tanto presupuesto. Revive las líneas férreas. Favorece con justicia las condiciones de la fuerza pública. Devuelve la mesada 14 a las fuerzas armadas. Logra la sede de la COP16. Logra un crecimiento inusitado del turismo. Bate récord en incautación de drogas alucinógenas. Consigue la reforma tributaria para la igualdad y la justicia social. Sigue en la búsqueda de la paz total a pesar de la oligarquía en contra. Reconstruyó las relaciones comerciales con Venezuela.

Jamás el Ministerio de las Culturas y los gestores y creadores culturales habían recibido tanto apoyo de las arcas del Estado. Nunca un gobierno colombiano había tenido la entereza y la gallardía de reconocer que numerosos miembros del partido de gobierno y de sectores aliados, están cometiendo delitos de corrupción graves. Y el mismo presidente, Gustavo Petro, exigiendo justicia de hierro y devolución de los dineros saqueados.

Nunca Colombia había tenido un presidente de la talla intelectual y del coeficiente de inteligencia como el del actual presidente del país. Nunca las fuerzas militares y policivas del Estado colombiano habían sido elevadas a su categoría de pie de fuerza de la democracia y garantes fieles del respeto a los derechos humanos y a la defensa de la vida, honra y bienes de los colombianos, como está ocurriendo en la presidencia del presidente Gustavo Petro.

Nunca se había visto un presidente de Colombia con semejante facilidad de expresión combinada con tan memoria prodigiosa y una capacidad de razonamiento lógico que lo ponen por encima, y en el piso más alto de los oradores nacionales o internacionales. Nunca intelectuales de derecha y prototipos de la oligarquía nacional, en los que se encuentran incursos profesionales del Derecho, de la Medicina, de la Ingeniería y de muchas otras vertientes del saber humano, había mostrado tan terrible complejo de inferioridad ante el poderoso cerebro-mente-pensamiento de Gustavo Petro. Nunca un presidente colombiano había usado el discurso-conferencia-clase magistral con la perfección que lo hace el presidente Petro. Nunca un mandatario colombiano había recurrido a la pieza oratoria lírica-política-pedagógica como lo hace el actual presidente de Colombia.

Con base en esos argumentos, señores periodistas e intelectuales de la ultraderecha colombiana, permítanme preguntarles: ¿A ustedes no les da vergüenza, a través de tanto vilipendio, de la mentira grotesca, de la agresión miserable, demostrarle al presidente Petro, tan oligofrénico complejo de inferioridad? ¿Es que no sienten el mínimo sonrojo, enseñarles a sus hijos el horroroso fracaso de sus inteligencias? ¿Su orfandad de ideas y de principios tanto filosóficos como políticos? ¿No les da pena de, qué pensarán de ustedes los intelectuales de toda Europa? ¿De Estados Unidos? Noam Chomski, por nombrar uno. Todo eso mientras asesinan niños, niñas y bebés, bombardeando jardines infantiles como objetivos de guerra. ¿Eso está bien? Dios los perdone.