Resumen
El autor critica a aquellos que fomentan la guerra en Colombia, alegando que daña la paz y la tranquilidad de los ciudadanos. Argumenta que a pesar de las muchas adicciones que ocurren en la sociedad, los adictos a la guerra son particularmente problemáticos.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Yo creo que este comportamiento humano tiene con los pelos de punta a sociólogos, antropólogos, psicoanalistas, sicólogos, zoólogos, psiquiatras, y todas aquellas ciencias que estudian el comportamiento humano, si es que a eso se le puede llamar humano.
Que haya adictos a las drogas sicotrópicas, dígase cocaína, heroína, nicotina, fentanilo, anfetaminas y demás alcaloides que producen felicidad artificial, a uno le parece hasta normal en una sociedad que cada día se autoelimina de muchas maneras. Los adictos a los juegos de azar, al sexo, a la comida. Bueno, ve tú a saber cuántas adicciones más que por ahora ignoran mis conocimientos. Pero a mí, personalmente, los que más me ponen a pensar son los adictos a la guerra, que equivale a referirse al señor de las tinieblas, el Conde Drácula, adictos a la sangre humana.
No entiendo como un profesional del Derecho, de la Medicina, del Periodismo y de muchas otras disciplinas profesionales e intelectuales, estén “trabajando” a brazo partido para triturar la inteligencia, y en efecto, como carambola de tas tas, acabar con la misérrima paz que queda en Colombia. Señor de los cielos, digo yo ¿qué piensan los señores dueños del país? Qué tienen dentro de su cerebro-mente, como dice el doctor Rodolfo Llinás que debe decirse.
Cómo es posible que se taladren la masa encefálica y pasen las noches en blanco tirándole cabeza, a ver cómo asesinan la tranquilidad de los colombianos. Me destroza ver cómo los más poderosos medios de comunicación le echan abono a una guerra civil. Guerra civil, que Dios no lo permita, en un país donde caben físicamente: Japón cuatro veces. Dos veces Alemania, Francia o España cada una dos veces. Un país habitado por 45 millones de almas mal contadas, afincadas en un territorio de un millón y pico de Kilómetros cuadrados.
Señores, dónde está la lógica racional y dónde ponen la dialéctica de la vida. Muchos periodistas, incluso columnistas de importantes medios escritos de comunicación, de cubrimiento nacional e internacional, excretando los peores yerros de la epistemología y del periodismo y vomitando unos conceptos tan asquerosos como vergonzantes de la administración actual, como si ellos fueran los Zeus olímpicos del Derecho, cuando ellos saben por simple inspección desde cuándo y de dónde viene esa lepra tuberculoide de la corrupción.
Unos columnistas influyentes por su capacidad de mentir, regurgitando coprus acerca del presidente Gustavo Petro de una manera vil e irresponsable, que, todo lo que hacen es envenenar al lector con sus cabronadas. Y lo peor es que no han sido capaces de comprender que en un regreso a la guerra, a una guerra civil, a un bogotazo, un caliñazo o un medellinazo, por citar solo unos pocos, los que van a perder son los ricos. Los dueños de grandes negocios y almacenes. Los dueños del capital.
Señores columnistas: pongan el pseudo-cerebro a funcionar. Si hay un sector social a los que menos les conviene el conflicto social, es a los ricos. Los pobres, reitero, no tienen nada que perder. Al contrario, son muy susceptibles a ganarse la paz, pero de los sepulcros, y eso les cae como refajo a un enguayabado.
Hoy la paz, en Colombia, es un componente social tan definitivo para la vida como el agua.