Resumen
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
La selva tropical más grande y diversa del mundo, el Amazonas, se encuentra en una crisis sin precedentes debido al cambio climático y la quema de combustibles fósiles, según revela un estudio científico. En 2023, la región experimentó una extraordinaria sequía que resultó en niveles históricamente bajos en el río Amazonas y afluentes, afectando la biodiversidad y el sustento de millones de personas.
La deforestación ha debilitado la capacidad del suelo y los árboles para retener humedad, exacerbando la sequía y aumentando la vulnerabilidad de la selva a fenómenos como incendios forestales. El calentamiento global ha acelerado la devastación de esta región vital, transformándola en áreas más secas que liberan gases a la atmósfera, contribuyendo al cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
La sequía ha tenido impactos catastróficos, desde la muerte de más de 150 delfines de río hasta incendios forestales que convirtieron el aire en uno de los más peligrosos del mundo. Además, afectó la generación de electricidad, cerrando centrales hidroeléctricas y provocando cortes de energía en Ecuador y Venezuela.
El estudio, realizado por científicos de Brasil, Países Bajos, Gran Bretaña y Estados Unidos, demuestra que la quema de combustibles fósiles hizo la sequía 10 veces más probable y la deshidratación del suelo 30 veces más probable. La reducción de la deforestación y la adaptación comunitaria se presentan como medidas clave para mitigar futuras sequías.
A pesar de esfuerzos recientes para reducir la deforestación, la Amazonía sigue perdiendo cobertura arbórea. La sequía afectó a algunas de las secciones más vírgenes del bosque, subrayando la urgencia de reducir las emisiones para preservar la selva ante el cambio climático.
