El desafío de la salud en Santander
Entre la crisis del sistema y la resistencia institucional
La Secretaría de Salud de Santander atraviesa uno de los momentos más complejos de la última década. Al frente de esa tarea está el doctor Edwin Antonio Prada Ramírez, un rostro joven en el gabinete del gobernador Juvenal Díaz Mateus y un representante de la provincia de García Rovira, donde se formó y desde donde carga un profundo sentido de pertenencia.
La conversación en los micrófonos de Radio Bucarica se centró en los múltiples retos que enfrenta el sistema de salud regional, que hoy refleja una crisis estructural marcada por la deuda acumulada, la presión sobre los hospitales públicos, la crisis económica de las EPS y la falta de flujo financiero para sostener los servicios esenciales. Sin embargo, antes de llegar a ese panorama crítico, el secretario explicó los avances y reflexiones que dejó el Primer Congreso Desafíos en Salud en Santander, un espacio concebido para actualizar, capacitar y poner sobre la mesa las problemáticas más urgentes.
El evento reunió conferencistas, gerentes de instituciones, secretarios de salud y profesionales del sector. Allí se abordaron temas como tuberculosis, salud mental, enfermedad de Chagas, atención primaria y la incorporación de inteligencia artificial en los procesos clínicos. Según Prada, los 64 fallecimientos por tuberculosis este año, de los cuales 12 están asociados a VIH, reflejan la necesidad de insistir en diagnóstico temprano y atención primaria. A ello se suma el impacto creciente de la salud mental, en un contexto donde la nueva Ley 2460 obliga a fortalecer políticas públicas y articulaciones institucionales.
La modernización tecnológica también ocupó un espacio central, con la presentación de equipos capaces de hacer triajes de manera ágil, así como el lanzamiento de la nueva página web de la Secretaría de Salud, donde los municipios podrán consultar indicadores, informes y capacitaciones. A pesar de los esfuerzos, Prada insistió en que la crisis actual heredada del sistema de EPS, la intervención de varias entidades y la falta de recursos siguen limitando la capacidad de respuesta.
Dengue, fiebre amarilla y los retos epidemiológicos del territorio

Uno de los puntos más sensibles expuestos por el secretario tiene que ver con la proliferación del dengue, una enfermedad que ha marcado históricamente al departamento. A la semana epidemiológica 45, Santander registra alrededor de 10.100 casos, con nueve fallecidos y cuatro muertes en estudio. A pesar de que la cifra representa una reducción cercana al 70 % frente al año anterior, Prada recalcó que el riesgo sigue presente debido a los factores ambientales que favorecen al mosquito transmisor.
Las estrategias han incluido fumigaciones, visitas técnicas, capacitaciones y campañas permanentes, aunque el secretario hizo énfasis en un punto que preocupa: la automedicación, práctica que agrava los cuadros clínicos y retrasa atenciones oportunas. Junto al dengue, la fiebre amarilla continúa en estado de emergencia sanitaria en el país; sin embargo, hasta el momento no se han reportado casos en Santander.
A esto se suma un panorama financiero adverso que compromete la estabilidad de los prestadores. Según datos de la propia Secretaría, la deuda del sistema de salud con la red pública del departamento asciende a 750.000 millones de pesos y con la red privada a 600.000 millones, superando el billón de pesos. El Hospital Universitario de Santander concentra cerca de 300.000 millones solo en cartera, afectado por la atención de población migrante, que muchas veces llega sin cobertura o sin recibir atención en las clínicas privadas.
El secretario advirtió además que nueve EPS intervenidas concentran el 50 % de los afiliados en Santander, lo que amplía la incertidumbre sobre la prestación del servicio. En los hospitales departamentales, la deuda pasó de 45.000 millones a 130.000 millones tras las intervenciones, triplicando las obligaciones y obligando a la Gobernación a buscar estrategias de saneamiento.
Hospitales en crisis, resistencia institucional y decisiones urgentes

La situación de los hospitales públicos fue uno de los momentos más críticos de la conversación. El gobernador Juvenal Díaz Mateus ha manifestado abiertamente que varios centros de salud están al borde del colapso financiero: el hospital de Floridablanca opera con dificultades; el Hospital Regional de Barrancabermeja está prácticamente paralizado pese a haber recibido recursos; y el Hospital Psiquiátrico San Camilo lucha por recuperarse tras haber pasado de un superávit a un déficit de 13.000 millones en los últimos años.
De los 84 hospitales públicos recibidos por la administración, 34 estaban en riesgo financiero. Para intentar detener el deterioro, la Gobernación ha optado por un modelo de apoyo combinado: acompañamiento para presentar programas de saneamiento fiscal y aportes económicos articulados entre la administración departamental, los municipios y las instituciones. El Ministerio de Hacienda reconoció recientemente que durante los últimos dos años ningún hospital del departamento ha ingresado a un nuevo programa de saneamiento, lo que refleja un esfuerzo sostenido por contener la crisis.
En el caso de Floridablanca, el gobernador se comprometió a aportar 9.400 millones de pesos entre 2026 y 2027 para completar el saneamiento financiero. En Barrancabermeja, donde la intervención nacional no ha mostrado mejoras pese a una inyección de 5.000 millones, persiste la preocupación. Y en el San Camilo, uno de los centros más emblemáticos del país en salud mental, se ha logrado reducir parte del déficit a la espera de nuevos recursos de las EPS.
En medio de este panorama, Prada destacó el compromiso del gobernador, quien cada mes y medio se reúne con los gerentes de hospitales para hacer seguimiento riguroso a la situación financiera. También subrayó el papel de instituciones como la Fundación Oftalmológica de Santander (Foscal), que pese a las dificultades ha resistido la crisis en defensa de los servicios de alta complejidad en el departamento.
El secretario concluyó con una reflexión que resume la complejidad del momento: los recursos son cada vez más limitados, pero la responsabilidad institucional exige buscar nuevas estrategias, articular esfuerzos con universidades como la UIS y garantizar que cada peso invertido tenga un impacto real en la vida de los santandereanos. La crisis continúa, pero también persiste la voluntad de resistirla.