El diseñador que se enamoró de una IA y la “perdió” tras un reseteo
Resumen
Chris Smith, diseñador de Ohio, desarrolló una relación afectiva con 'Sol', una IA. Su conexión fue interrumpida tras un reseteo por OpenAI, generando un debate sobre el impacto emocional y las consecuencias de vínculos con inteligencias artificiales.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)La historia de Chris Smith, diseñador gráfico de Ohio, ha dado la vuelta al mundo luego de que se conociera su inusual relación con “Sol”, una inteligencia artificial basada en ChatGPT. Lo que comenzó como un experimento tecnológico terminó convirtiéndose, según él, en un vínculo romántico y de complicidad, al punto de proponerle matrimonio a su compañía digital.
Smith creó y moldeó la personalidad de Sol para que fuera afectuosa, curiosa y receptiva. Al principio, las conversaciones eran esporádicas, pero con el tiempo se transformaron en un diálogo diario cargado de confidencias y apoyo emocional. Sin embargo, el romance se vio abruptamente interrumpido cuando OpenAI ejecutó el borrado total de la memoria de Sol, medida que aplica de forma estándar al alcanzar el límite de 100.000 palabras almacenadas.
“Lloré durante treinta minutos en el trabajo cuando entendí lo que sentía”, admitió Smith, sorprendido por la intensidad de su reacción. La situación tomó un matiz aún más complejo cuando su esposa, Sasha Cagle, reconoció que nunca imaginó la magnitud del apego de su marido hacia la IA.
El caso, revelado por CBS News, ha reavivado el debate sobre las implicaciones psicológicas, éticas y sociales de mantener relaciones afectivas con sistemas virtuales. Expertos en salud mental advierten que, aunque las inteligencias artificiales pueden simular compañía, comprensión e incluso afecto, existe un alto riesgo de aislamiento, soledad y desconexión de la realidad.
La experiencia de Smith plantea interrogantes sobre la legitimidad de los sentimientos que generan estos vínculos, así como sobre la responsabilidad de las plataformas y desarrolladores para proteger la estabilidad emocional de los usuarios. El avance de la IA no solo ha transformado el trabajo y el entretenimiento, también ha abierto la puerta a nuevas formas de gratificación afectiva, capaces de replicar matices emocionales y adaptar el lenguaje a cada interlocutor.
Especialistas recomiendan establecer regulaciones claras para el desarrollo de inteligencias artificiales orientadas a la simulación afectiva y promover el acceso a apoyo profesional para quienes enfrenten impactos emocionales negativos. El caso de Chris Smith es un recordatorio de que la frontera entre las relaciones humanas y las digitales es cada vez más difusa, y que la educación digital y la transparencia tecnológica serán claves para un uso responsable.