Resumen
El gobernador Juvenal Díaz planea revivir la producción del aguardiente 'Superior', una bebida emblemática de Santander, Colombia. En el pasado, la marca fracasó debido a la mala gestión, pero Díaz, ex trabajador de la Licorera de Santander, tiene la intención de restaurar su gloria.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)La primera gota de aguardiente santandereano, según el historiador Fredy Alexander Sierra Garzón, se produjo en las tierras del municipio del Socorro hacia los años de 1791, una historia que desembocó en la creación de la Fábrica de Licores de Floridablanca, que al final de 1951 terminó dándole paso a la Empresa de Licores de Santander, la cual trajo al mundo el famoso “Aguardiente Superior”.
Pues bien, es ese aguardiente el que está nuevamente en la memoria de los santandereanos gracias al anuncio dado por el Gobernador Juvenal Díaz en sus intenciones de revivirlo en el gobierno departamental. Una intención muy bien recibida por quienes creemos que la identidad como región es lo único capaz de unirnos en torno a un propósito y un destino como sociedad.
Ese aguardiente fue durante décadas uno de los embajadores de nuestra idiosincrasia y nuestra imagen como santandereanos y nada le impide que lo vuelva a ser en estas nuevas épocas, excepto que pongan al frente de la iniciativa a una persona que lo único que le importe sean sus intereses personales a costa del esfuerzo institucional, tal y como pasó en agosto de 2015, cuando en otro intento la producción, distribución y comercialización quedó en manos de la Productora de Licores Cava Añeja Ltda. de propiedad de Marco Tulio Alvarado Villamizar, Yoanny Herrera, Claudia Ximena Mendoza Montagut e Hilda María Mora de Serrano, dentro de la antesala al inmenso fracaso en que se convirtió ese intento por revivir la marca “Superior”.
Lo que puede marcar la diferencia en este nuevo impulso, es lo que debe latir en el corazón del gobernador Díaz cuando recuerda su juventud, porque lo que muchos no saben es que el General fue el jefe de las bodegas de la Licorera de Santander, según lo cuentan quienes se acuerdan, antes de entrar al Ejército Nacional y es por eso que en su mente no podría haber un mejor homenaje a la vida que devolverle la gloria a una empresa que lo acogió antes de entregarle su vida al servicio de la patria.
Ante una motivación como estas, resulta imposible no acompañarlo en la intención gubernamental de poner en circulación nuevamente el aguardiente de nuestra tierra, la marca que un día nos trajo un orgullo regional ante el país y, sobre todo, nos podría otorgar la recuperación de una buena parte de las rentas departamentales en beneficio de la salud y la educación de nuestros municipios.
Es un motivo de orgullo y una recuperación de tradiciones afrontar esta tarea, la cual debe comenzar por reunir a todos los pensionados de la Licorera y sobre los cimientos de los años que ellos le entregaron a la empresa, solidificar la tarea que se quiere hacer. No va a ser fácil, pero el primer paso ya es el camino y estoy seguro que muchos lo habrán de apoyar.