El respeto a la justicia
Petro, en resiente alocución nos conminó a los colombianos a respetar a la justicia. Así le respondo: Respeto a la justicia sí, señor Gustavo Petro. Pero no a jueces venales, no a fiscales de bolsillo, no a tribunales politizados. A esa forma torcida y servil de justicia, lo que corresponde no es respeto, sino denuncia. Y lo diré con claridad: No aceptamos una justicia subordinada al poder político, ni mucho menos al poder de turno.
Por: Julio Bahamón
Porque si la justicia pierde su imparcialidad, se convierte en injusticia institucionalizada. Y eso sí, señor presidente, no lo vamos a respetar. La vamos a combatir.
Dígame una cosa: ¿Ud. ha respetado la justicia cuando en el proceso por corrupción contra su propio hijo, Nicolás Petro, se ha negado a asumir responsabilidades políticas? ¿Cuándo ha recurrido al encubrimiento y al silencio sospechoso, en lugar de colaborar al esclarecimiento de unos hechos que tocan las fibras más sensibles de su campaña presidencial?
¿Ha respetado la justicia cuándo calla ante el atentado criminal contra el senador Miguel Uribe Turbay, un hecho gravísimo del que aún no tenemos una sola condena de su parte, ni un solo gesto que refuerce la confianza en las instituciones investigativas?
¿Ha respetado la justicia cuando ha promovido, o tolerado, un linchamiento jurídico contra el expresidente Álvaro Uribe, en un proceso judicial viciado desde su origen, lleno de contradicciones, filtraciones y posturas ideológicas disfrazadas de sentencias? ¿Acaso no fue Ud. el que nombro a Eduardo Montealegre como ministro de justicia, reconocido enemigo personal y político de Álvaro Uribe? ¿Cuál fue su intención? Al menos ha debido guardar las apariencias absteniéndose de nombrar, como ministro de justicia, a una persona que se auto declaró victima en el proceso que, sin pudor, nunca se declaró impedido para actuar dolosamente en el mismo. A Montealegre se le achaca la autoría del fallo condenatorio, que temerosa leyó la jueza del caso, en la audiencia del 28 de julio anterior.
Porque respetar a la justicia no es aplaudir fallos cuando convienen y descalificarlos cuando no. Tampoco es atacar a la Corte Suprema como lo hizo en su momento, ni sugerir reformas que buscan despojar de independencia a la Fiscalía o someter al Poder Judicial a una mayoría parlamentaria.
Respetar la justicia es proteger su autonomía, garantizar que exista imparcialidad en los jueces, pero, sobre todo, no convertirla en un arma contra los opositores ni en escudo de los propios aliados. De ejemplo y no sea farsante.