El show de la bomba invisible: bumangués se inventó una supuesta amenaza terrorista tras arrepentirse de viajar a Bogotá
Resumen
Un joven causó pánico en un vuelo a Bogotá al simular una amenaza terrorista durante un ataque de ansiedad. La situación escaló desde la evacuación del avión hasta la intervención del ejército, solo para confirmar que no existía bomba alguna, sino un malentendido absurdo.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Lo que pintaba como un domingo normal en el aeropuerto internacional Palonegro de Lebrija terminó convertido en un episodio digno de una secuencia de una película al estilo de Tontos y más tontos.
Por Camilo Ernesto Silvera Rueda / Redacción Actualidad - EL FRENTE
El protagonista: un joven ansioso, con gorra recién comprada y maleta todavía con la etiqueta de estreno, que decidió convertir el vuelo 8579 de Avianca con destino a Bogotá en un improvisado teatro del absurdo, en medio de lo que hoy se presume que habría sido un severo ataque de ansiedad.
Resulta que cuando la aeronave ya se preparaba para despegar rumbo a la capital del país, el muchacho, ubicado en el asiento 24D, se levantó y con tono digno de película de acción de bajo presupuesto lanzó frases inquietantes como: “Esto lo hago por ustedes” y “Me acuerdo de todos ustedes, voy a ir a buscarlos”.
Obvio: la escena terminó sembrando el pánico entre los pasajeros: “Yo pensé que era un atentado, pero luego vi la maleta con la etiqueta puesta y dije: este tipo no alcanza ni a planear su viaje, mucho menos un acto terrorista”, relató entre risas nerviosas una de las pasajeras.
Las reacciones no se hicieron esperar. Un pasajero lo increpó sin pelos en la lengua: “Escandaloso, niño cristal, no le metas miedo a la gente. Vaya cuide a su familia, cállese, que nadie quiere oírlo. ¡Le faltó rejo en la casa!”.
En cuestión de segundos, la cabina pasó de la tensión a un frenesí colectivo, con risas incómodas y celulares grabando cada detalle para compartir en redes sociales.
La tripulación, en cambio, no encontró nada gracioso. Evacuaron a todos los viajeros, llegó la Policía y hasta el Ejército terminó participando en la búsqueda de la supuesta bomba invisible, que nunca apareció.
Mientras tanto, trascendió que el joven había desembolsado la módica suma de $1.200.000 en su outfit viajero: una gorra beige y una maleta gris con etiqueta colgando como trofeo de estreno. Inversión bastante desproporcionada para alguien que no alcanzó a despegar ni de la silla del avión.
Al final, las autoridades confirmaron que no había explosivo alguno, salvo el estallido de nervios entre los pasajeros.
El joven fue trasladado a una clínica y Avianca, que ya lleva varias de estas historias en su historial, volvió a pedir sanciones más duras contra los llamados “pasajeros disruptivos”, esos que confunden un Boeing 320 con un escenario de reality show.
“Por favor, la próxima vez que alguien quiera llamar la atención, que lo haga en el karaoke del aeropuerto, no en plena cabina”, bromeó otro pasajero al bajar del avión.