El sistema que mata mientras lo reforman

Resumen

Colombia enfrenta una crisis sanitaria con más de dos millones de quejas en un año. La deuda de las EPS y la negligente gestión gubernamental profundizan el colapso del sistema de salud, sacrificando deliberadamente la atención a millones como presión política.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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El sistema que mata mientras lo reforman

Más de dos millones de quejas. Lean esa cifra otra vez: dos millones de colombianos que en un solo año tuvieron que reclamar porque no les entregaron un medicamento, les negaron una cita o les cerraron la puerta de un hospital.

Por: Felipe Rodríguez Espinel

Esto no es una estadística abstracta. Son madres que vieron morir a sus hijos esperando una ambulancia, pacientes con cáncer que no recibieron su quimioterapia a tiempo, diabéticos comprando insulina con el dinero del mercado. Detrás de cada queja hay una tragedia personal, y Colombia acaba de convertirse en el país donde reclamar por salud es un deporte nacional.

2025 cierra como el peor año en la historia del sistema de salud. Las cifras son brutales. Las EPS deben 32,9 billones de pesos. Los hospitales están cerrando servicios de urgencias. Seis departamentos completos se quedaron sin unidades de cuidado intensivo para recién nacidos. Aquí está el verdadero escándalo: esto era completamente previsible.

La Corte Constitucional lleva años ordenando que se ajuste la Unidad de Pago por Capitación porque es insuficiente. El gobierno aprobó un aumento del 5% cuando los expertos calculaban que se necesitaba el 17%. ¿Resultado? Las EPS pierden 10 billones cada año, dejan de pagar a hospitales y clínicas, y los servicios simplemente desaparecen. No es incompetencia. Es negligencia calculada.

Lo que más indigna es la estrategia del gobierno Petro de intervenir once EPS que atienden al 61% de los colombianos. Vendieron esas intervenciones como la solución, pero los datos demuestran exactamente lo contrario. En Sanitas las quejas aumentaron 46%. En Nueva EPS subieron 47%. La propia Corte Constitucional tuvo que declarar ilegal una de esas intervenciones. Mientras tanto, el presidente amenaza con que las EPS quebrarán si no aprueban su reforma, como si fuera culpa de los ciudadanos que sus gobernantes no puedan administrar un sistema que funciona en decenas de países.

El cinismo alcanza niveles insoportables cuando el ministro de Salud declara que tienen a las EPS en cuidados intensivos para que salga la reforma. ¿Se dan cuenta de lo que está diciendo? Están sacrificando deliberadamente la salud de millones de personas como estrategia política para presionar al Congreso. Eso no es gobernar. Eso es tomar rehenes. Pero aquí está el verdadero peligro que pocos mencionan, cuando un sistema de salud colapsa, lo hace en cascada y es casi imposible reconstruirlo. Los médicos y enfermeras emigran. La infraestructura se deteriora. Los hospitales cierran para siempre. La gente pierde la confianza y deja de consultar hasta que las enfermedades son terminales. Colombia está cruzando ese punto de no retorno.

Colombia se enfrenta a una decisión definitiva, o rescata su sistema de salud ahora, con recursos reales y soluciones estructurales, o acepta convertirse en un país donde la salud es un privilegio de quienes pueden pagarla. Los dos millones de quejas no son solo un récord estadístico. Son un grito de auxilio que este gobierno y este Congreso eligieron ignorar. La historia los juzgará con severidad.

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