El sobrino nieto del Papa Francisco que se dedicó al fútbol
A sus 21 años, Felipe Bergoglio no solo lleva en sus venas la pasión por el fútbol, sino también un apellido con un profundo peso simbólico: es sobrino nieto del recientemente fallecido Papa Francisco. Nacido en Córdoba el 16 de febrero de 2004, este joven defensor milita en el US Castiglionense 1919, club de la Serie D italiana, al que llegó cedido desde el Trestina hasta mediados de 2026. La noticia del fallecimiento del Sumo Pontífice, a los 88 años, el 21 de abril de 2025, volvió a poner a Felipe en el foco mediático, no solo por su parentesco, sino por sus palabras llenas de respeto y emoción.
En declaraciones al portal Tutto Mercatto Web, el joven futbolista expresó su dolor: “Es un momento muy triste para toda mi familia y para mí también. El Papa Francisco fue un ejemplo; su pérdida es realmente dolorosa para el mundo entero”. Aunque prefirió mantenerse al margen de entrevistas extensas, su declaración fue suficiente para transmitir la magnitud del duelo familiar.
En una entrevista previa con el medio italiano La Nazione, Felipe relató cómo vivió el histórico nombramiento del Papa Francisco en 2013, cuando tenía apenas nueve años. “Mi abuelo, Jorge Bergoglio, es primo directo del Papa; lleva el mismo nombre que el Santo Padre, y muchos en aquel entonces pensaban que se trataba de él”, contó. También confesó su deseo de haberlo conocido personalmente en Roma, algo que lamentablemente no se concretó.
Felipe inició su carrera en el Club Social y Deportivo Lasallano de Córdoba antes de emigrar al Misano de Italia. Desde entonces, ha labrado su camino en el fútbol con humildad y perseverancia. Su apellido inevitablemente despierta curiosidad y cariño en quienes lo rodean. “Me piden a menudo la bendición antes de cada partido. También me pasa cuando se lesionan… Son cosas que me hacen sonreír. Ser Bergoglio es un honor”, compartió entre risas.
Más allá del vínculo religioso y familiar, Felipe lleva con orgullo su herencia y su identidad. “Cuando salgo con amigos o conozco nuevos compañeros, todos me preguntan por el Papa. No me molesta, al contrario, me gusta. Siempre he llevado este apellido con orgullo”, afirmó, dejando claro que su vida, aunque marcada por un lazo único, transcurre con los pies en la tierra y la mirada fija en el balón.
Con el fallecimiento del Papa Francisco, el mundo ha perdido a una figura trascendental, y Felipe, a un pariente ejemplar. Mientras tanto, desde las canchas del ascenso italiano, el joven defensor continúa construyendo su propio legado, entre la memoria, la fe y el fútbol.