Resumen
Es necesario exaltar el valor que tienen los programas de gobierno y los debates para fortalecer la democracia...
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Por Juan Manuel Álvarez.
Álvaro Gómez Hurtado dijo alguna vez, “las encuestas son como las morcillas. Son muy ricas, pero es mejor no saber cómo las hacen”. La frase acuñada al otrora dirigente conservador que hace carrera hasta nuestros días, explica la desconfianza que muchos tienen sobre las tendencias en intención de voto que muestran estadígrafos mediante sondeos a un grupo significativo de personas de cara a la elecciones regionales del próximo 29 de octubre; sin embargo, a pesar que reconozco mi ignorancia sobre términos como marco de muestreo, márgenes de error, universo de muestreo y nivel de confianza, revisadas las encuestas para Bucaramanga que realizaron entidades como el Centro Nacional de Consultoría para CMI y el periódico El Tiempo donde el porcentaje de respuesta por el voto en blanco fue del 2%, por ninguno el 3% y no sabe/no responde del 23%; y la empresa Guarumo para la revista Semana que nos arroja como resultado un 11% que votaría en blanco y no sabe/no responde correspondiente a un 8% del total, es claro que aún hay un gran sector de la población que no ha resuelto su intención por candidato alguno, que el voto de opinión es importante y dependerá de la capacidad de los candidatos en los debates de poder exponer de la mejor manera posible el proyecto de ciudad que quieren para los próximos cuatro años y logré captar la atención de indecisos e incrédulos en el proceso democrático que se está llevando a cabo.
A pesar que, para el presente análisis me centro en las cifras arrojadas para la capital de Santander, creo que los resultados de indecisos y voto en blanco en varias zonas del Área Metropolitana de Bucaramanga y el país, son similares; razón por la cual, es necesario exaltar el valor que tienen los programas de gobierno y los debates para fortalecer la democracia, la participación en la construcción del territorio, combatir practicas detestables como el clientelismo, la compra de votos y resolver los retos que al día de hoy nos plantea el crecimiento desbordado de las ciudades como centros de aglomeración. Sin embargo, a cuarenta y cinco días de las elecciones y con la esperanza que la situación cambie para bien, el sentir de muchos es que el nivel de confrontación de ideas en el departamento ha sido regular. Con valiosas excepciones, los candidatos se han centrado más en exponer situaciones personales de sus pares, exponer problemas que todos conocemos en una región sobre diagnosticada, en ocasiones no responden lo que se les pregunta y de hacerlo contestan vacuidades, además, las propuestas presentadas son muy similares y responden más a ciudades del pasado, que a soluciones que se requieren para enfrentar los problemas que dejó la pandemia. Como ejemplo de lo anterior, puede el lector corroborar que varios de los programas de gobierno presentados para el 2023 en Bucaramanga, en sus ejes estructurales se parecen al de candidatos de hace 10 años como Luis Francisco Bohórquez.
En el caso de la Ciudad de los Parques, para estas elecciones el centro de la discusión dejó de ser el Páramo de Santurbán, migrando a temas como la seguridad y la movilidad con ocasión de la liquidación de Metrolínea S.A. y los interminables trancones que vive la ciudad. El uso de la tecnología para identificación de perfiles mediante cámaras, creando un Estado vigilante como lo planteaba George Orwell en la novela 1984 se roba el protagonismo en las fórmulas planteadas para combatir el crimen por parte de los aspirantes a la mayor dignidad no solo de Bucaramanga, constituyéndose un fenómeno del orden nacional; frente a la movilidad, los más conservadores hablan sobre la necesidad de unificar los diferentes sistemas de transporte público y el cobro unificado, algo que viene desarrollando el Área Metropolitana de Bucaramanga (AMB) desde hace un tiempo por lo que no sería novedad alguna y los más osados, proponen la construcción de cables en sectores populares y un metro o tranvía que iría desde el norte de la ciudad, desembocando en Piedecuesta sin tener en cuenta el elevado costo que tendría, la cantidad de pasajeros que movería, el modelo de planeación lote a lote sin estructura que padecemos y las deudas que dejará la liquidación del SITM; en desarrollo territorial, se presentaran “renders” con arquitectura de alto nivel con proyectos de renovación urbana para la ciudad de los cuales esperamos nos expliquen qué harán con la política de moradores y compra de predios en una ciudad que depende altamente de las rentas, sobre todo en estratos medios y bajos; y en infraestructura, obras faraónicas como costosas pantallas ancladas en zonas de alto riesgo, así como deprimidos e intercambiadores al interior de la ciudad que generan un efecto, antes mencionado en mis columnas, denominado “demanda inducida” en favor del crecimiento del parque automotor privado.
El voto indeciso está ansioso por debates de alto nivel, propuestas novedosas, realistas, que destaquen por encima del resto, que los candidatos demuestren conocimiento de ciudad, de planeación, de manejo y administración de un erario en cuidados intensivos, máxime que el próximo alcalde de Bucaramanga tendrá que afrontar una deuda superior a los $300.000 millones, los pasivos que dejará la liquidación de Metrolínea S.A., la devolución del plus valor que pagaron los contribuyentes en el 2018 por la fase 1 de la actualización catastral y pendientes históricos que requieren atención urgente para evitar un desastre en sectores como la Comuna 14 que suman casi $400.000 millones. Nada está decidido, son muchos temas que necesitan atención y no se solucionan con simple “autoridad”. Espero que los candidatos aprovechen en este último tramo los espacios como conversatorios y debates que plantean redes sociales y medios de comunicación para confrontar argumentos, demostrando a la ciudadanía que son la mejor opción para ciudades que necesitan líderes, y proyectos a corto, mediano y largo plazo.