Resumen
Namibia está sacrificando a animales salvajes, incluyendo hipopótamos, elefantes y cebras, para alimentar a su población afectada por la peor sequía en décadas. El objetivo es brindar carne y aliviar la presión sobre los recursos hídricos.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Por crisis provocada por la sequía. La crisis de sequía en el país africano de Namibia generó que las autoridades solucionaran los problemas de hambruna sacrificando a cebras, elefantes y demás animales salvajes locales. Hasta ahora se han sacrificado a 150 animales, aunque se espera que la suma llegue a 700.
Namibia comenzó el sacrificio de los animales salvajes, entre ellos hipopótamos, elefantes, búfalos, cebras y demás, para alimentar a personas que pasan hambre como consecuencia de la peor sequía en décadas, anunció el Ministerio de Medio Ambiente.
El objetivo no sólo es proporcionar carne a miles de personas, sino aliviar la presión sobre los recursos hídricos mermados por la sequía. El programa prevé que se sacrifique a 30 hipopótamos, 83 elefantes, 60 búfalos, 100 ñus azules, 300 cebras, 100 elands y 50 impalas (dos tipos de antílopes).
Al menos 200 de estos 723 animales ya han sido sacrificados, declaró el portavoz del ministerio, Romeo Muyunda.
Miles de kilos de carne
El tiempo que se tardará en completar el proceso depende de varios factores, añadió. “Nuestro objetivo es llevar a cabo esta operación de forma sostenible minimizando al máximo los traumatismos. Tenemos que separar los animales que hay que cazar de los que no”, explicó Muyunda.
El sacrificio de los primeros 200 animales proporcionó “57 mil 500 kilos de carne”, señaló el ministerio en un comunicado de prensa. Namibia declaró en mayo el estado de emergencia debido a la sequía que afecta a varios países del sur de África.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU informó en agosto de que alrededor de 1.4 millones de namibios, casi la mitad de la población, sufrían una grave inseguridad alimentaria. Debido a la sequía, la producción de cereales se desplomó un 53% y los niveles de agua en las presas un 70% por ciento respecto al año anterior.