Resumen
Una pelea estalla en el parlamento de Georgia tras la reintroducción de un proyecto de ley sobre "influencia extranjera" que busca regularizar a las organizaciones que reciben fondos foráneos, avivando tensiones políticas y preocupaciones sobre el retroceso democrático.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)El pasado 14 de abril, una caótica pelea estalló en el parlamento de Georgia durante la reintroducción de un proyecto de ley sobre "influencia extranjera" por parte del gobierno. El proyecto de ley, criticado por ser similar a la legislación represiva de Rusia, busca obligar a las organizaciones que reciben fondos extranjeros a registrarse como "agentes extranjeros".
Las tensiones aumentaron durante un discurso del líder del partido opositor Movimiento Nacional Unido, Levan Khabeishvili. Un legislador del partido gobernante, Dito Samkharadze, lanzó insultos a Khabeishvili, lo que provocó una respuesta acalorada y una pelea física entre ambos.
Las imágenes del incidente que circulan en las redes sociales muestran puñetazos e incluso un legislador opositor golpeando en la cabeza a un parlamentario del partido gobernante. La reyerta provocó más peleas entre otros legisladores y obligó a suspender temporalmente la transmisión en vivo de la sesión.
La reintroducción del proyecto de ley ha sido recibida con fuertes críticas por parte de la oposición, grupos de la sociedad civil y organizaciones internacionales. Argumentan que la ley es represiva y tiene como objetivo silenciar la disidencia, obstaculizar el trabajo de las ONG y dañar las relaciones de Georgia con la Unión Europea y Estados Unidos.
El gobierno de Georgia defiende el proyecto de ley como una medida necesaria para aumentar la transparencia y combatir la influencia extranjera maliciosa. Argumentan que la ley no está dirigida a silenciar a la disidencia y que cumple con los estándares internacionales.
La pelea en el parlamento y la continua controversia sobre el proyecto de ley de "influencia extranjera" resaltan las profundas divisiones políticas en Georgia y las preocupaciones sobre el retroceso democrático. Se teme que la ley pueda erosionar las libertades civiles y obstaculizar las aspiraciones euroatlánticas de Georgia.