Resumen
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Petro va de escándalo en escándalo. El de hoy son las declaraciones del exsubdirector de la UNGRD, en las que confiesa que, en compañía de la consejera de Regiones y por instrucciones del ministro del Interior, sobornaron nada menos que a los presidentes de las Cámaras.
Se suma a otras impudicias que van desde la financiación ilegal de la campaña y la violación de los topes, acuerdos con criminales en las cárceles por los cuales se ganaron las elecciones, apoyos narcos de distinto tipo (desde dinero hasta aviones), aportes no reportados de contratistas y estafadores, maletas de dinero, amenazas de revelar cosas tan graves que “todos se van a la cárcel y el Gobierno se cae”, abusos de poder, chuzadas y polígrafos ilegales, suicidios de oficiales de policía, y un largo etcétera.
Cualquier otro gobierno hace rato se habría caído. Pero como esto es Colombia y es Petro, ahí sigue atornillado. Lo protege ser de izquierda y que muchos no quieren “victimizarlo”. Pero Petro no es víctima sino victimario. Todos los delitos de la campaña y los pactos con los criminales tuvieron como objetivo elegirlo presidente. Fue él quien nombró los involucrados en las coimas. Los sobornos a los congresistas han tenido el propósito de favorecer su agenda.
Han sido sus propios parientes y funcionarios quienes han cometido, desvelado y confesado los delitos. No existe, pues, tal “golpe blando”. De hecho, ese supuesto “golpe” no sería nada distinto que la aplicación de la Carta Política y de la ley por las instituciones que tienen competencia y que, por cierto, están demoradísimas en ejercerla. El CNE debe estar pronto a afirmar lo que es inocultable: la violación de los topes electorales. La Comisión de Acusaciones no podrá mirar para otro lado sin incurrir en un prevaricado como una catedral. La Suprema aborda las investigaciones de los congresistas involucrados. Y es el momento de la verdad, en que sabremos si la fiscal Camargo está ahí para encubrir a Petro o para cumplir con su deber.
En cualquier caso, Petro está acorralado. Parece decido a huir hacia adelante. Hoy es mucho más peligroso. Está en plena transición a la peor izquierda carnívora, que después de llegar al poder usa el dinero para cooptar las instituciones, sobornar a los militares y a los magistrados, cambiar la Constitución, imponer un modelo socialista y atornillarse en el poder.
Petro está abiertamente coqueteándole al autogolpe. Hay que prepararse para ese escenario y advertirle que, si lo da, tendrá que emprender una carnicería. Los ejemplos de Cuba, Nicaragua y Venezuela muestran que, si a los tiranos latinoamericanos se les da la oportunidad, se quedan décadas. No lo permitiremos. Somos una inmensa mayoría quienes estamos dispuestos a jugarnos la vida en defensa de la democracia y las libertades y un futuro de esperanza para nuestros hijos.