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Es impresionante como se han robado los presupuestos para las obras públicas

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Resumen

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Por donde quiera, en cada uno de los 87 municipios del departamento de Santander está la mancha negra de la corrupción oficial. El inventario de ‘obras inconclusas’ lo encabezan los municipios de Bucaramanga, Floridablanca, Barrancabermeja, Lebrija, Puerto Wilches y Sabana de Torres, donde la picaresca contratista, conformada por licitaciones de único proponente y bajo la figura jurídica de ‘la urgencia manifiesta’, monopoliza la contratación pública.

En las pasadas elecciones regionales hubo grupos de contratistas que compraron físicamente las alcaldías, apelando a los recursos de la ‘Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres’, como ocurrió en Oiba, donde el ciudadano elegido les dio las gracias a los ingenieros Olmedo López y Sneyder Pinilla Álvarez. En Puerto Wilches volvió a la alcaldía un personaje que fue financiado con millonarias sumas de dinero, para la supuesta canalización de las aguas del Río Lebrija, que también tuvieron el apoyo económico del ingeniero santandereano Sneyder Pinilla Álvarez.

La ampliación y pavimentación de la carretera Los Curos – Málaga, conectando a los municipios de Santa Bárbara, Guaca y San Andrés ha sido el ‘Pozo Donato’ de las grandes inversiones nacionales en nuestro departamento de Santander. A los doce (12) alcaldes de la aguerrida provincia de García Rovira les prometieron hace treinta años la pavimentación total de esta carretera, trazada durante la primera mitad del siglo pasado, mientras en el ‘Cerro de la Judía’ existe una maldición provocada por el impresionante ‘Nido de Coluviones’ que se traga la carretera.

En la provincia de Vélez llevan treinta (30) años tratando de ampliar y pavimentar la ‘Troncal del Carare’, por el camino de herradura que construyera desde el siglo dieciocho el expresidente santandereano, don Aquileo Bonifacio Parra Gómez, hijo ilustre de Barichara, siendo muy grave el nido de coluviones entre la vereda Paloblanco del municipio de Bolívar y la ciudad de Cimitarra, que debe conectar con la Troncal del Magdalena Medio.

La zona minera de Santurbán, en la llamada ‘Provincia de Soto Norte’, donde están ubicadas las minas de oro y plata, que le pertenecen a las comunidades ancestrales, la carretera Bucaramanga, Matanza, Charta, Suratá y California sigue siendo el dolor de cabeza de la población minera, a la cual le han prohibido explotar los minerales preciosos, por una novedosa ‘doctrina minera’ del presidente Gustavo Petro, que odia a los Emiratos Árabes, porque son dueños de las concesiones mineras otorgadas legalmente por los gobiernos nacionales de todas las épocas.

El trazado de la carretera Pescadero – Capitanejo, que fue realizado en 1988, durante el gobierno del expresidente Virgilio Barco Vargas, por la margen del Río Chicamocha, conectando con las poblaciones de Cepitá, Guaca, San Andrés, Molagavita y Capitanejo hasta el Páramo de Almorzadero, conectando igualmente con San José de Miranda, Enciso, Molagavita, San Miguel y Macararita, debería estar en funcionamiento, como lo había propuesto hace más de cien años el expresidente del Estado Soberano de Santander, el General Solón Wilches, que quería conectar a Bucaramanga con los Llanos Orientales.

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