Resumen
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Una señora común y corriente pero vestida con elegancia, me abordó hace unos días para hacerme una pregunta salida de los mismos pelos de Belcebú. Periodista, me dijo. Regáleme un rato de su tiempo que así tenga que brindarle cincuenta tintos, yo tengo que hacerle una confesión. O más concretamente pedirle una ayuda celestial. Con mucho gusto, señora, le dije, y nos sentamos en el escaño de un parque.
No mucho tiempo después me di cuenta, por qué me pidió a mí que la escuchara, y no a un psicoanalista. Pues creí que se trataba de un caso de cornamenta. Lo que pasa es que yo he leído sus columnas y sé que usted puede orientarme. Ahí entré yo en estado de usar suspensorios porque intuí que la cosa era bastante grave. Mi marido es una gran persona, me dijo, de buenas condiciones intelectuales y profesionales, físicamente atractivo y con muy buen presupuesto económico. Pero tiene un grave defecto señor periodista. Yo creo que el más terrible de hombre alguno en mi propio concepto. Yo creí que iba a decirme que era escritor, o en su defecto, futbolista de la selección Colombia que acaban de eliminar, o peor aún, columnista de ET, de Semana, o director del noticiero de Caracol Tv. Pero no. No era eso. Lo que pasa es que mi marido desgraciadamente es político, me dijo. Y ahora quiere ser candidato a la alcaldía del municipio y por quinta vez, y rompió a llorar como si se le hubiera muerto su mascota.
Es una obsesión maníaco depresiva que ese hombre tiene por el poder entre seso y seso. Le pasa lo de don Quijote de la Mancha con la caballería y de igual manera, ya ni come lo que más le gusta que no se lo cuento aquí porque me da pena con la gente. O bueno. Se lo voy a contar. “Es un adicto al aguacate con panela y cuando come de eso, se convierte en un demonio”.
Y eso es lo que más me duele señor periodista. Yo no sé quién inventó esa maldita política, porque ya no me da ni un beso de gula para refrescarme. No habiendo empezado la campaña formalmente, vendió el carro y la finca, hipotecó la casa de vivienda y últimamente ferió los dos perros y el gato. Pero lo que me tiene más decepcionada es que, qué noche llegó como a eso de las dos de la madrugada y se bañó, se empelotó y se me arrunchó y luego me despertó todo desesperado, yo creí que para tarán tan tan… tan, y no. Era para preguntarme qué había dicho el gobernador en el noticiero del TRO. Pero lo que más me tiene preocupada a mí, periodista, es que ni yo misma sé a qué partido pertenece porque ahora anda gritándole vivas a todo el mundo y de golpe me lo aporrean o lo extraditan. Cosas peores se han visto. Y él siempre ha sido derechista, incluso en algunas oportunidades ultraderechista. Claro que muy faltón, y harto faltón, con sus deberes fornicacionales como lo ordena la iglesia.
A mí se me está metiendo en la cabeza es que ese hombre se está volviendo izquierdista. Sí porque antes odiaba a ese señor Petro y ahora no hace sino hablar de él, que ese sí es un presidente del pueblo, que ese sí es un man inteligente, que cómo ha arreglado el país en lo poco que lleva, que lástima que la oligarquía no lo dejara gobernar y que los noticieros y la prensa hablaran tanta mierda de él. Y lo berraco es que ahora no me puede ver en camisola porque eso se me va encima lo más de erótico y se ha vuelto muy delicioso. ¿Qué será eso, periodista? ¿Será porque verdad Petro es buen presidente? Pues, señora, le respondí yo, a mí me queda muy berraco verificar que su marido sea delicioso porque yo no le jalo a eso. Lo del presidente Petro sí es que se ve desde el cielo. Ahora ambos me saludan lo más de bacano.