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Estadio Américo Montanini es un gran enterradero de dinero

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Resumen

El Estadio Américo Montanini en Bucaramanga sufre de remodelaciones constantes con grandes inversiones públicas, sin lograr mejoras visibles. Las obras realizadas no cumplen con los estándares necesarios para eventos internacionales, reflejando mala gestión y gasto innecesario.

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El año pasado, con el título logrado por el Atlético Bucaramanga, el tema de la ampliación del estadio, ahora denominado Américo Montanini, resurgió con fuerza.

El Gobernador de Santander, Juvenal Díaz Mateus no tardó en aprobar un presupuesto para llevar a cabo las obras necesarias. Sin embargo, lo que parece ser una oportunidad para mejorar la infraestructura deportiva se ha convertido, una vez más, en un espacio propicio para el despilfarro de recursos públicos.

Este emblemático estadio, que ha sido remodelado una y otra vez a lo largo de los últimos años, ha servido como pretexto para justificar el derroche de dinero sin que los resultados sean palpables para la ciudadanía.

Bajo la excusa de mejorar la gramilla, los arcos, las graderías, las cubiertas, las puertas, las cabinas de prensa, los camerinos y hasta las luminarias, las últimas cinco administraciones departamentales han invertido sumas exorbitantes en el lugar.

Sin embargo, a pesar de los continuos trabajos de “remodelación”, el estadio sigue con mayores necesidades y carece de los estándares necesarios para convertirse en sede digna de eventos internacionales.

Es cierto que Bucaramanga merece un estadio que sea capaz de albergar competiciones de gran nivel, como las que, en ocasiones, se realizan en otras ciudades del país.

Sin embargo, cada vez que Colombia tiene la oportunidad de ser sede de torneos internacionales, la ‘Ciudad de los Parques’, por desidia de sus dirigentes o por las carencias del estadio, queda fuera de la lista.

Este hecho debería ser una señal clara de que algo no funciona como debería. A pesar de las onerosas inversiones realizadas en el estadio, Bucaramanga sigue siendo ignorada, mientras que otras ciudades del país aprovechan sus infraestructuras mejor preparadas para lograr ser sedes de eventos internacionales.

Lo que resulta especialmente llamativo es que el ahora estadio Américo Montanini, un escenario que es propiedad del departamento, y que es usufructuado por una entidad privada como lo es el Atlético Bucaramanga, reciba inversiones tan grandes cada vez que cambia la administración departamental.

Si bien el estadio es utilizado por un equipo privado, las inversiones que se hacen en él provienen de los recursos públicos, lo que genera una paradoja, ¿por qué invertir tanto dinero en un escenario que no garantiza, ni de cerca, un beneficio tangible para los ciudadanos, para el departamento y para el desarrollo del fútbol regional?

Es urgente que se revalorice la forma en que se gestionan las inversiones en infraestructura deportiva en Bucaramanga. El actual modelo ha demostrado ser ineficaz y no ha producido los resultados esperados.

Se necesita una planificación más rigurosa y transparente, que no sólo busque ‘arreglar a base de parches’ un estadio que ya ha sido intervenido varias veces, sino que logre una verdadera transformación para el beneficio de la ciudad, de su gente y del fútbol regional.

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