Estrella del atletismo fue suspendida por dopaje
Resumen
Ruth Chepngetich, figura del atletismo, enfrenta suspensión provisional por uso de hidroclorotiazida, un diurético. Esto no afecta su récord mundial en maratón 2022. El caso subraya la lucha deportiva contra el doping.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
El mundo del atletismo recibió un duro golpe tras conocerse la suspensión provisional de Ruth Chepngetich, plusmarquista mundial de maratón, por uso de sustancias prohibidas. La Unidad de Integridad del Atletismo (UIA) reveló que la atleta keniana dio positivo por hidroclorotiazida (HCTZ), un diurético incluido en la lista de agentes prohibidos de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA). La muestra fue recolectada el pasado 14 de marzo y la sustancia hallada —clasificada dentro del grupo S5— puede utilizarse para enmascarar otros compuestos dopantes, lo que agrava la sospecha.
Chepngetich, reconocida por ser la primera mujer en completar un maratón por debajo de las 2 horas y 10 minutos —logro obtenido en la Maratón de Chicago 2022 con un tiempo de 2:09:56—, había mantenido un perfil bajo durante todo 2025. Aunque su participación estaba prevista en el Maratón de Londres del 27 de abril, finalmente fue cancelada tras declarar que no se encontraba en condiciones físicas ni mentales adecuadas para competir.
El director de la UIA, Brett Clothier, explicó la cronología del caso, resaltando que la atleta fue notificada el 16 de abril y, aunque colaboró activamente con las solicitudes de investigación, no se impuso una suspensión inmediata, como permite el Código Mundial Antidopaje en casos relacionados con diuréticos y agentes enmascarantes. Sin embargo, tres días después, el 19 de abril, fue la misma Chepngetich quien solicitó voluntariamente una suspensión provisional mientras se adelantaba el proceso.
El 17 de julio, la UIA emitió formalmente la Notificación de Acusación e impuso la suspensión provisional de manera oficial. A partir de este momento, la atleta podrá presentar su defensa ante un Tribunal Disciplinario. La entidad antidopaje fue enfática en que no se pronunciará nuevamente hasta que el caso sea resuelto en su totalidad.
La sanción estándar para una infracción relacionada con una sustancia específica como la HCTZ es de dos años de suspensión, aunque esta duración puede ser modificada dependiendo de las circunstancias del caso y de la capacidad de la atleta para demostrar ausencia de dolo o contaminación accidental. Si el fallo del Tribunal es desfavorable, Chepngetich estaría fuera de las pistas hasta abril de 2027, lo que le impediría competir en maratones de élite como Berlín, Boston, Londres, Nueva York o Tokio durante dos temporadas completas.
No obstante, una posible sanción no afectaría sus registros pasados. En concreto, su récord mundial de maratón —establecido en Chicago en 2022— se mantendría, ya que el resultado positivo no corresponde a una muestra de esa competencia ni a eventos cercanos. Este detalle es crucial para la historia del atletismo, ya que la marca de Chepngetich sigue siendo considerada una hazaña sin precedentes en la categoría femenina.
A lo largo de su carrera, Ruth Chepngetich ha brillado por su consistencia y dominio. Se coronó campeona del mundo en Doha 2019 y ha ganado tres veces la Maratón de Chicago (2021, 2022 y 2024). Su estilo de carrera agresivo, que le permite tomar ventaja desde los primeros kilómetros, la convirtió en una figura icónica del fondo femenino.
La noticia de su positivo ha generado consternación no solo en el entorno deportivo, sino también entre aficionados, entrenadores y federaciones. En especial, porque la atleta había declarado recientemente que atravesaba un periodo difícil a nivel personal y de salud. La revelación de un posible dopaje ensombrece ahora esa versión y abre múltiples interrogantes sobre las causas reales de su bajo perfil competitivo en lo corrido del año.
Más allá del veredicto legal que se avecina, el caso de Chepngetich deja al descubierto una problemática persistente en el atletismo de alto nivel: la presión por mantener el rendimiento, la necesidad de obtener resultados extraordinarios y la delgada línea entre la recuperación médica y el uso ilícito de sustancias prohibidas.
En definitiva, el futuro de la atleta keniana está en manos del Tribunal Disciplinario de la UIA. Su legado deportivo, si bien no será borrado de los registros oficiales, quedará marcado por esta acusación. El desenlace no solo determinará si Ruth podrá volver a competir, sino también si el atletismo puede mantener la confianza en quienes han roto barreras históricas con cada zancada.
