¿Finaliza la pesadilla?

Durante unos cuantos años, algunos potentados, con una larvada complicidad de la burocracia de la ONU, emprendieron la tarea de socavar las bases de la Sociedad Occidental. A esa labor, la denominaron “progresismo”, “globalismo” o ideología woke Esa labor de zapa comenzó con la deformación de la educación, convirtiendo la enseñanza en un adoctrinamiento político-sexual. En primer lugar, se trató de desdibujar la diferencia de los sexos por medio de la “ideología de género”, pretendiendo que el sexo es una situación intercambiable, no una característica anatómica y omitiendo su papel en la reproducción humana. Algo así como la reproducción asexual de las bacterias. Estas y otras ideas absurdas, empezaron a inculcarse desde las primeras etapas de la escolaridad.

Al mismo tiempo se comenzó a destruir el concepto de familia como la célula primordial de una sociedad, según el “progresismo”, los padres no deben influir en la educación de los hijos. En su propósito de destruir a Occidente, pretendieron eliminar la religión, las costumbres y tradiciones. Además, una ridícula alteración de los giros idiomáticos para hacerlos más “inclusivos”.

Todo ese programa destructivo se aderezó con un fomento de las desviaciones sexuales y del consumo de drogas psicotrópicas. Al mismo tiempo con un obsesivo propósito frenar la reproducción humana por medio de esterilizaciones y abortivos.

Pero un aspecto primordial en los proyectos del “progresismo”, fue la creación de una mitología ambientalista-climática, salpicada de sofismas pseudo científicos ampliamente publicitados. Entonces surgieron embelecos tales como el cambio climático causado por la actividad humana, el calentamiento global, los gases de efecto invernadero, la capa de ozono, etc., una serie de engañabobos para explotar la credulidad de las masas.

Uno de los temas más socorridos fue el del CO2 y sus terribles efectos, uno de los arúspices de desastres, llegó a proponer reducir el contenido de dicho gas en la atmósfera a cero (dicho sabio, desconocía que esto acabaría con la vida en la Tierra). La ojeriza contra los combustibles fósiles llevó proponer la cancelación de las explotaciones de carbón, petróleo y gas, (Idiotez que tuvo eco en determinado mandatario suramericano). La imposición de las energías “limpias” llevó al borde de la bancarrota a varios países.

A los países económicamente débiles le impusieron limitaciones en el aprovechamiento de sus recursos naturales para “proteger el medio ambiente”, la “biodiversidad” se tornó en una impedimenta para el progreso de los países tropicales, se pretendió sacralizar las selvas como santuarios inviolables, cuando dichas espesuras son las granes generadoras de anhídrido carbónico, metano y vapores nitrosos.

La obsesión acerca de los gases en la atmósfera llevo a la absurda iniciativa de cancelar la tercera parte de las granjas agrícolas de Los Países Bajos, para disminuir la emanación de gases nitrosos. En los medios globalistas surgió otra chifladura, disminuir la ganadería mundial para evitar que las flatulencias vacunas infecten la atmósfera.

Además de la extravagancia, el globalismo presentó actitudes dictatoriales que afectaron a varios países, la imposición de cargas abusivas y asfixiantes fue una característica dañina en varios regímenes, el exceso en los impuestos ha producido fuga de capitales y escasa inversión en países de Europa y en varias cleptocracias de Latinoamérica. La excesiva burocratización, llenó de trámites inútiles las actividades productivas y favoreció la corrupción a todos los niveles.

Para tratar de remediar sus prejuicios ambientalistas, improvisaron una serie de tecnologías, imponiéndolas a pesar de su poca viabilidad económica, tales como las turbinas eólicas, y los paneles solares para una generación de energía costosa e ineficiente y para el transporte unos vehículos eléctricos que están demostrando un costoso, ineficiente y peligroso funcionamiento.

A pesar de presentarse como la izquierda mundial, el globalismo fue un híbrido mal concebido del antiguo socialismo y la nihilista ideología de los Hippies.