Fuego cruzado en los diálogos de Paz es un sofisma de distracción

Todas las campañas políticas, en Colombia, se montan en un caballo de batalla que llaman Paz y se van de frente a prometer que si ganan, van a pacificar el país en pocos meses, a sabiendas que todo es retórico y que de la palabra a la realidad hay un trecho catedralicio.

No sólo ha sido Gustavo Petro quien ha prometido lograr la paz y poner a los grupos alzados en armas a reincorporase a la sociedad, sino todos sus antecesores, con el consiguiente resultado nefasto para el país.

La denominada ‘Paz Total’ tomó visos de convertirse en una esperanza, que es lo último que se pierde, para que Colombia salga de esa guerra fratricida que sólo deja muertos, pero no vencedores, al reanudar diálogos con grupos subversivos, que se habían estancado.

Al emitir las bases de esos diálogos se generó un clima de credibilidad porque los antagonistas están alineados en el mismo pensamiento de izquierda, pero con el paso del tiempo nos dimos cuenta de que no había línea alguna ni pensamiento de izquierda real.

Por un lado, el Gobierno tendió la mano con una propuesta que dejaba puntos con embargo y, del otro lado, grupos como el ELN, Disidencias, Clan del Golfo y otros que delinquen, aprovecharon el desorden para lograr ceses al fuego en regiones claves donde se apertrecharon de mejor forma e incrementaron la violencia para demostrar poder y fuerza.

De estos comportamientos aciagos se ha generado un fuego cruzado de acusaciones y rechazos, desde todos los frentes, con la única intención de extender cortinas de espeso humo para tratar de tapar la realidad de una guerra alimentada por el narcotráfico, el negocio que nunca dejarán estas estructuras criminales porque las ganancias que genera obnubilan a todo los que viven de la violencia y el dinero fácil.

Eses fuego cruzado en los diálogos de Paz es un sofisma de distracción, por parte del Gobierno porque tapa una crisis de gobernabilidad que raya en la impotencia, y por los criminales que se tranzan a amenazar y a decir y desdecir, porque hoy firman un acuerdo y al otro día dicen que no era así, sino que eso tiene sus reservas como lo sucedido con el ELN, hace algunos días, cuando firmó el acuerdo del primer punto, pero de inmediato salieron a decir que ‘la mesa de diálogo sigue congelada’.

Desde esta tribuna aún no hemos podido dimensionar cual de los actores de este conflicto escabroso, tedioso y asesino es mas ingenuo, si el Gobierno que aún se deja dominar por los cantos de sirena del ELN, los garantes de los diálogos o el pueblo colombiano, siempre en medio del fuego cruzado’ que, pese a los mil y un intentos fracasados por lograr la paz con esa guerrilla, aún creen que tiene intenciones de alcanzarla.