Furor mundial por el matcha: entre la tradición japonesa, la escasez y el alza de precios
Resumen
El té matcha japonés ha llegado a ser un fenómeno global, impulsado por redes sociales y tendencias. Sin embargo, la alta demanda enfrenta desafíos como el envejecimiento poblacional y el cambio climático que afectan la producción y elevan los precios.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
El matcha, té verde japonés de color intenso y sabor característico, se ha convertido en un fenómeno global impulsado por redes sociales y tendencias gastronómicas. Videos virales bajo la etiqueta Matcha Tok acumulan millones de visitas y muestran desde recetas hasta reseñas de productos, lo que ha disparado la demanda internacional.
Este auge coincide con el incremento del turismo en Japón y el atractivo de su moneda débil, factores que han convertido al matcha en un símbolo cultural y comercial. Sin embargo, el incremento del consumo ha generado presión sobre la producción. Cultivadores en regiones como Kioto enfrentan olas de calor que reducen las cosechas, mientras el envejecimiento poblacional limita la mano de obra disponible.
La escasez provoca que tiendas en ciudades como Uji limiten las ventas y que empresas dedicadas a ceremonias del té incrementen sus precios hasta en un 30 %. A esto se suman los aranceles del 15 % que Estados Unidos impondrá a los productos japoneses, lo que eleva aún más el valor del matcha en mercados internacionales.
La producción de este té es lenta y especializada: se elabora a partir de hojas de tencha, cultivadas a la sombra y molidas en piedra, lo que permite obtener apenas 40 gramos por hora. Pese a la creciente dificultad, las exportaciones de té verde japonés —incluido el matcha— aumentaron un 25 % en 2024, alcanzando los 250 millones de dólares.
Frente al riesgo de desabastecimiento, expertos recomiendan un consumo responsable y diferenciar entre matcha de alta y baja calidad. Organizaciones japonesas piden reservar el de grado ceremonial para su preparación tradicional y emplear versiones de cosechas tardías en la cocina.
Aunque la demanda sigue al alza y los precios son elevados, productores prevén que el furor global se estabilice en los próximos dos o tres años, permitiendo un mercado más equilibrado y sostenible.
