Gobierno Nacional anuncia apoyo a los paperos mientras Bucaramanga reprime a los campesinos del Páramo de Berlín

 Mientras el Ministerio de Agricultura avanza en compras directas para sostener los precios y proteger a los pequeños productores, en Bucaramanga los campesinos del Páramo de Berlín, una de las zonas más productivas y frías del oriente colombiano, son tratados como infractores por intentar vender la papa que el Estado dice querer salvar.

Por Camilo Ernesto Silvera Rueda - Redacción Política / EL FRENTE

En medio de la crisis que atraviesa el sector papero por la sobreoferta del tubérculo y la drástica caída de precios en todo el país, el Gobierno Nacional puso en marcha un programa de apoyo para pequeños productores. Sin embargo, mientras desde Bogotá se destinan millonarios recursos para aliviar la situación del campo, en Bucaramanga la administración municipal protagonizó un episodio de represión contra humildes campesinos que, buscando sobrevivir, vendían su producción en el parque San Pío.

El contraste causó indignación en la opinión pública, principalmente en Bucaramanga: el mismo país donde el Estado destina $14.600 millones para proteger a los agricultores más vulnerables, es también el escenario donde una alcaldía ordena desalojarlos para privilegiar intereses comerciales.

Por un lado, hablamos del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural que anunció la implementación del “Programa de Apoyo para el Manejo de Excedentes Estacionales de Pequeños Productores”, una estrategia de emergencia que busca frenar la pérdida de cosechas, garantizar ingresos justos a las familias campesinas y fortalecer la seguridad alimentaria nacional.

Con una inversión inicial de $14.600 millones, el plan contempla la compra directa de casi 8.000 toneladas de papa a productores de pequeña escala. Las adquisiciones ya comenzaron en Cundinamarca y Boyacá, y se extenderán en los próximos días a Santander, Norte de Santander, Antioquia, Cauca y Nariño, departamentos donde el exceso de oferta ha provocado una caída del 68 % en los precios.

El gobierno calcula que las pérdidas promedio alcanzan los $14,5 millones por hectárea cultivada, una cifra que amenaza la sostenibilidad de miles de familias campesinas.

El programa, liderado por el Ministerio de Agricultura, cuenta con el apoyo de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), el Departamento para la Prosperidad Social (DPS), el Ministerio de Igualdad, el ICBF y el Ministerio de Defensa, que se encargarán de la distribución del producto adquirido hacia zonas con crisis nutricional y poblaciones afectadas por la variabilidad climática.

La primera entrega se realizó en el departamento de Arauca, donde cerca de 8.000 familias recibieron papa fresca directamente de los productores. Se espera llegar a más de 600.000 familias en todo el territorio nacional, cada una con una arroba del alimento, en una operación que también busca evitar el desperdicio de toneladas de tubérculo que no alcanzan a venderse en los mercados.

Según el Ministerio, esta medida hace parte de los compromisos asumidos en la Mesa Nacional Papera, un espacio de diálogo con los productores donde se acordaron soluciones frente a la crisis generada por el aumento en las áreas sembradas y las condiciones climáticas favorables de este año.

La crisis de los parameros de Berlín

Por otro lado, en contraste con las acciones del Gobierno Nacional, la Alcaldía de Bucaramanga se convirtió en blanco de críticas tras enviar un escuadrón del Departamento Administrativo de Espacio Público (DADEP) para desalojar a un grupo de campesinos del Páramo de Berlín, quienes desde hace varios días habían anunciado una venta de papa a bajo precio en el parque San Pío, uno de los puntos más transitados de la ciudad.

Los agricultores, que habían llegado al área metropolitana buscando un canal directo para comercializar sus cosechas ante el desplome de los precios en las plazas mayoristas, fueron retirados del lugar con el argumento de que ocupaban el espacio público sin autorización.

Lo que más ha indignado a los ciudadanos es que, tras el desalojo, el espacio fue cedido temporalmente para una vitrina automotriz de una reconocida marca de vehículos, evidenciando la contradicción entre las políticas locales y las necesidades sociales.

Mientras los campesinos eran expulsados por intentar vender su papa a precios solidarios, el mismo parque fue ocupado para la exhibición de autos de lujo.

Reacciones y críticas a la administración local

Sectores sociales, gremios agrarios y ciudadanos bumangueses cuestionaron duramente la medida del alcalde, calificándola como “insensible” y “contraria al espíritu de apoyo al campo.

“Lo que hicieron con los paperos del Berlín es una muestra de desconexión total con la realidad campesina”, señaló un vocero del Sindicato Agrario de Santander. “Mientras el país entero busca salidas para proteger la producción nacional, en Bucaramanga se persigue a quienes traen el alimento a la ciudad”.

En redes sociales circularon videos donde se observa a funcionarios de Espacio Público retirando a los vendedores, al tiempo que varios ciudadanos intentaban mediar a favor de los campesinos.

El caso pone de relieve la contradicción entre los esfuerzos del Gobierno Nacional por rescatar la economía campesina y las políticas locales que, en lugar de ofrecer espacios de comercialización dignos, terminan privilegiando intereses empresariales.