Resumen
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Un habitante de la urbanización El Bosquecito, en el barrio San Antonio del Carrizal de Girón, Santander, encontró un artefacto explosivo abandonado en una zona boscosa. El objeto, que sobresalía de la maleza, resultó ser una granada de fragmentación.
El camino donde se halló la granada es frecuentado por personas que pasean a sus mascotas y por niños y adultos que se dirigen a otros sectores de Girón. "Aquí pasan niños de los colegios, personas con sus perros. Es un camino destapado y claro que corríamos peligro si eso hubiera estallado", señaló un vecino.
El descubridor del artefacto no lo tocó y rápidamente avisó a sus vecinos. Dos policías del cuadrante respondieron al llamado de la comunidad y revisaron el artefacto, que estaba asegurado con una cinta y tenía la argolla de seguridad intacta, lo que indicaba que no explotaría sin manipulación.
"La Policía llegó y se llevó la granada. Por fortuna se encontró a tiempo antes de que un niño o hasta un adulto la encontrara y se pusiera a jugar con este elemento. Hubiera sido una tragedia, pero bueno no pasó a mayores", comentó un residente.
Las granadas de fragmentación cuentan con un anillo de seguridad que, al ser retirado, activa el artefacto que debe ser lanzado de inmediato. La explosión ocurre en promedio en cuatro segundos, fragmentándose en cientos de pedazos que pueden causar heridas en un radio de 15 metros, siendo fatal en un rango de cinco metros o menos. Algunos fragmentos pueden llegar hasta los 230 metros en campos abiertos.
La rápida acción de la comunidad y la Policía evitó una potencial tragedia por lo que las autoridades manifestaron la importancia de la denuncia oportuna en este tipo de casos.
