Hay que enaltecer la política

La actividad política es necesaria en los Estados del planeta sin restricciones en cuanto a ideología, pero en Colombia ha perdido su derrotero, cuando el clientelismo y la corrupción imperan.

Por: Jaime Pinzón

La incompetencia de numerosos funcionarios públicos resulta ostensible en el periodo actual del llamado Pacto Histórico, que terminará pronto, durante el cual la violencia se ha extendido, el crecimiento de la delincuencia asusta, los diálogos tendientes a la consecución de la Paz Total no fructificaron y la invalidez de numerosos funcionarios públicos es ostensible.

Desde ahora se adelanta una movilización en respaldo a numerosos candidatos a la presidencia para el periodo 1926-1930, esperamos que pueda organizarse un gran movimiento nacional con uno democrático que derrote a quienes insisten en perpetuar errores y la pugna entre nacionales. 

Sin enfrentamientos personalistas es hora de enaltecer la política, con honestidad y compromiso comunitario, de recuperar valores venidos a menos que no pueden perderse. La moral está de capa caída, muchos se enorgullecen de ser abiertamente inmorales, consideran que los méritos deben desecharse para el desempeño de cargos del Estado y no existe la utilización adecuada de los canales idóneos de comunicación con los sectores populares a pesar del inmenso rubro de dinero gastado en propaganda, con pésima utilización de los públicos.

La defensa de los Derechos Humanos tiene que estar en todos los frentes, para una convivencia pacífica, vivimos en permanente zozobra, aupada desde los altos cargos de nuestras instituciones, ocupados por personas rencorosas y pugnaces.

La participación de los jóvenes en la política debe extenderse, especialmente de los universitarios, pero ella no reducirse a actuar en manifestaciones con mascara para obstaculizar el normal transcurrir ciudadano.

En su historia republicana nuestro país ha atravesado por épocas difíciles, en gran parte del siglo XIX hubo guerras, la de los mil días fue destructora, causó estragos, perdieron sus vidas compatriotas conservadores y liberales que hubieran podido prestar su concurso de no haber perecido. Y la violencia fratricida de mediados del siglo XX ocasionó la fractura de la civilización, y cesó posteriormente merced a la vigencia del Frente Nacional. Sin embargo, la violencia actual rompe cualquier esquema anterior porque no se trata de lucha de clases sino de la actividad de grupos armados, vinculados con la comisión de delitos, y el narcotráfico. Pésima la situación en importantes regiones, en departamentos como el Cauca, deplorables los atentados criminales. Con independencia de divergencias que siempre se presentan, la unidad nacional se requiere para garantizar el futuro y por ello el llamado a enaltecer la política.