Resumen
Este artículo de opinión critica fuertemente las condiciones políticas y sociales en Colombia y Venezuela bajo gobiernos acusados de corrupción y abuso de poder. Afirma una crisis democrática que impacta negativamente en la economía y la sociedad.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Como esclavos que han tenido que recorrer el mundo, hay millones de venezolanos que han padecido las consecuencias de la dictadura de Hugo Rafael Chávez Frías y de Nicolás Maduro Moros, implorando la caridad pública y el derecho al trabajo, para enfrentar el pasado de una democracia latinoamericana que sucumbió bajo la terrorífica dictadura venezolana en estos veinte años. El mismo recorrido que hemos empezado a padecer los colombianos, por haber cedido los espacios democráticos a un atajo de bandidos que ejercen dominio territorial en gran parte del territorio nacional y que se autoproclaman como los nuevos amos de Colombia.
La proliferación de candidaturas presidenciales que brotaron de la tierra colombiana como las agresivas hormigas ‘flecheras’, con la influencia de clanes familiares que se han querido perpetuar en el poder, resultamos entregados al peor de los gobiernos que haya tenido el país en más de doscientos años. Fue el suicidio de un sistema político multipartidista, que le abrió las avenidas a unos enfermos mentales, que movieron redes sociales a través de plataformas digitales y se tomaron la silla presidencial.
El fracaso del sistema democrático colombiano en las últimas elecciones presidenciales, en medio de candidaturas mesiánicas como las de Federico Gutiérrez, Rodolfo Hernández Suárez y Gustavo Petro Urrego, que de uno y otro lado resultaban perjudiciales para el país, condujo al fracaso que estamos padeciendo. La economía destrozada por los elevados impuestos y por la carestía proveniente de los costos de los servicios públicos, tiene a Colombia al borde del abismo.
El régimen político colombiano de los nuevos tiempos, dedicado al derroche de los recursos públicos, puede verse y padecerse con la creación de una abundante burocracia diplomática, donde hacen fila para acceder a los cargos públicos, muchos de los antiguos guerrilleros que ahora representan a Colombia en las embajadas y consulados distribuidos por los cinco continentes.
El nombramiento de ‘gestores de paz’ por parte del señor presidente de la república, para corresponder a los aportes económicos que recibiera de grupos armados ilegales para su campaña electoral, es la ficha del ajedrez para pagarles favores políticos a las guerrillas, a los narcotraficantes y a toda clase de bandidos dedicados al asesinato de líderes sociales, a la destrucción de las instituciones y a la retoma de zonas agrarias, donde impera la ley de los grupos criminales, que son los nuevos amos del país. Noventa comandantes de la fuerza pública, en el rango de Generales y coroneles, fueron llamados a calificar servicios, para que el señor presidente Gustavo Petro pueda dormir tranquilo en los aposentos del Palacio de Nariño, sin que le vayan a dar ‘Golpe de Estado’.
Es el país que nos tocó vivir y padecer porque muchos delincuentes de los movimientos terroristas compraron el pasaporte de la ‘Paz Total’, para poder incrementar los ahorros de la nueva clase dirigente que ha logrado capitalizar sus recursos monetarios de dudosa procedencia en los paraísos fiscales del planeta. La ilusión de libertad que hoy tienen los vasallos de la dictadura venezolana, están creyendo que derrotarán a Nicolás Maduro Moros, en la jornada electoral de este domingo, donde ya se sabe cuáles serán sus resultados.
