Inflamación intestinal por Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII): cinco consejos para un fin de año saludable

Resumen

Las personas con Enfermedad Inflamatoria Intestinal deben ser cuidadosas durante las festividades. Se recomienda optar por platos sencillos y proteínas magras, controlar las porciones y evitar ciertos alimentos para mantener la salud y evitar recaídas.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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by Andrés Quijano
Inflamación intestinal por Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII): cinco consejos para un fin de año saludable

En Colombia, cerca de 42.647 personas viven con Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII), una condición que abarca dos afecciones principales: la colitis ulcerativa y la enfermedad de Crohn, esta última catalogada como enfermedad rara. Ambas generan inflamación persistente en el tracto digestivo y producen síntomas como dolor abdominal, diarrea, sangrado rectal, cansancio extremo y pérdida de peso. El panorama nacional también revela un dato relevante: el 58 % de los casos corresponde a mujeres, lo que evidencia la necesidad de un acompañamiento cercano y continuo.

Durante las celebraciones de diciembre, las personas diagnosticadas con EII enfrentan mayores riesgos de recaída debido a los cambios en la alimentación, los excesos y el consumo de alcohol. Sin embargo, especialistas coinciden en que no es necesario renunciar a las festividades, siempre que se adopten decisiones conscientes sobre los alimentos y se mantenga la comunicación con el médico tratante.

La primera recomendación es evitar los alimentos que previamente han causado malestar. Las fiestas no son el momento ideal para probar preparaciones nuevas o muy pesadas. Lo más aconsejable es optar por platos sencillos hechos a la plancha, al vapor o al horno, con poca grasa. Informar con anticipación al anfitrión sobre la condición puede ayudar a garantizar opciones adecuadas.

También es fundamental elegir cocciones suaves y proteínas magras, como pollo, pavo, lomo o pescados blancos. Estos pueden acompañarse con arroz blanco, papa o pasta bien cocida, además de verduras cocidas y sin piel ni semillas. Deben evitarse los fritos, los embutidos grasos, las salsas cremosas, los alimentos muy picantes y las fuentes elevadas de fibra insoluble, como ensaladas muy crudas, coles o legumbres enteras.

Controlar las cantidades es otro aspecto clave. Porciones pequeñas, masticar despacio y evitar llegar a la comida con demasiada hambre ayudan a prevenir atracones que pueden desencadenar síntomas. Igualmente, se recomienda limitar el alcohol al mínimo, preferir agua e infusiones suaves y reducir el consumo de bebidas gaseosas.

La dieta debe adaptarse al estado de la enfermedad. En momentos de inflamación activa, es preferible una alimentación blanda, basada en arroz, papa, pollo o pescado blanco y vegetales cocidos. Si la persona está estable, puede consumir pequeñas porciones de dulces navideños como turrón blando o mazapán, evitando postres pesados.

Finalmente, los pacientes deben estar atentos a señales de alarma como fiebre, diarrea persistente, sangre en heces o dolor abdominal intenso, y consultar al médico si aparecen. Como concluye Andrés Navarrera, Therapeutic Area Lead de Takeda Colombia, mantener los tratamientos y controles médicos es esencial para disfrutar de las fiestas sin comprometer la salud.

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por Andrés Quijano
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