Inteligencia al servicio de la delincuencia

Por: Jaime Arrubla

La inteligencia del Estado colombiano siempre anda por senderos erráticos. El antiguo DAS terminó interceptando las comunicaciones de los magistrados, de la oposición política del gobierno y de los dirigentes sindicales, con lo cual cavó su propia tumba y provocó su liquidación.  Ahora, gracias al informe revelado por Noticias Caracol, se conoce otro desparpajo más de la inteligencia oficial, esta vez en cabeza de la Dirección Nacional de Inteligencia.

El hallazgo de los computadores, celulares de varias USB hace diez y seis meses, cuando se realizó una operación que condujo a la captura del jefe de las disidencias de las Farc, el señor alias “Calarcá”, dio cuenta de una infiltración de organizaciones criminales en entidades como el ejército y la Dirección Nacional de Inteligencia.

Al parecer, las conexiones entre las disidencias y los funcionarios pretendían favorecer movimientos guerrilleros, agencias de seguridad al servicio de las disidencias, entre otras irregularidades. Las disidencias además se desplazaban en carros blindados de la Dirección Nacional de Protección, cargando grandes sumas de dinero efectivo y con menores de edad. La gravedad del asunto bastó para que la Procuraduría separara provisionalmente de sus cargos a un general del ejército y a un alto funcionario de la DNI, al parecer comprometidos con la irregularidad.

La primera circunstancia que llama la atención es cómo la Fiscalía General de la Nación, conociendo de la gravedad del ilícito, no actuó de manera más oportuna y contundente. Se quedó con una investigación local en Antioquia, sin injerencia de la Dirección Central del organismo y sin avanzar en la investigación que ameritaba la gravedad de los hechos. Los guerrilleros detenidos fueron designados como gestores de paz y recuperaron su libertad. La reacción tardía de la Fiscalía deja dudas sobre la cadena de custodia del material incautado, posibles omisiones y de la negligencia del gobierno en proteger la información estratégica.

Sin duda, la Dirección Nacional de Inteligencia y la UIAF, requieren de una revisión profunda para impedir que se conviertan, en entidades siniestras, ajenas al control ciudadano como paso con el viejo DAS.

El caso denunciado por Noticias Caracol deja expuestas claras fallas operativas que obliga a revisar la arquitectura institucional del Estado frente a la delincuencia organizada. La transparencia se torna indispensable para recuperar la confianza ciudadana y evitar que la infracción a las normas siga imperando.

Las autoridades de la República, según el artículo 2 de la Constitución, están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra y bienes, un principio democrático que se quiebra cuando las autoridades protegen la delincuencia.

La pretendida “paz total”, aunada al abuso de la institución de “los gestores de Paz”, hoy utilizada para excarcelar a los delincuentes e impedir su extradición, que se dedican a todo, menos a buscar la paz, no pueden seguir siendo utilizadas, con fines desviados y al servicio de la delincuencia.