Resumen
Jair Raad Gómez, joven de 30 años, murió en un accidente de moto en la carretera de Pamplona a Bucaramanga. Las autoridades investigan si una falla mecánica fue la causa del incidente. Jair era estudiante de la Cruz Roja y es recordado por su generosidad y amor por la familia.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Jair Raad Gómez, un joven de 30 años con grandes sueños y un espíritu generoso, encontró un trágico final en la carretera que une Pamplona con Bucaramanga, específicamente en el sector de Pinatar. El accidente ocurrió al caer la tarde del sábado, 3 de agosto, cuando Jair, conduciendo su motocicleta negra Auteco, perdió el control al tomar una curva y terminó debajo de las ruedas de un camión. Este impactante momento quedó registrado por la cámara del vehículo pesado, y las imágenes dejaron en claro la gravedad del incidente.
Ese día había comenzado como muchos otros, lleno de promesas y momentos familiares. Jair había pasado la tarde en una reserva natural cercana a Pamplona, disfrutando de la compañía de su pareja y su hijo de 10 meses. Tras una jornada de alegría, la familia decidió regresar a la ciudad: su pareja y el bebé en un taxi, mientras Jair optó por volver en su moto. Nadie imaginó que este viaje sería su último.
Pese a la rápida asistencia y traslado al Hospital San Juan de Dios de Pamplona, las heridas que sufrió fueron demasiado severas y Jair no logró sobrevivir. Las autoridades de tránsito realizaron una inspección detallada en el lugar del accidente, tratando de determinar si una falla mecánica en la motocicleta podría haber sido la causa del siniestro, ya que las condiciones climáticas eran favorables y Jair no conducía a alta velocidad.
Jair, oriundo de Bolívar y tercero entre once hermanos, era conocido por su carácter reservado y su deseo de ayudar a los demás. Después de completar su servicio militar, había comenzado estudios para convertirse en rescatista con la Cruz Roja Colombiana, movido por una vocación de servicio que lo definía. La tragedia truncó su sueño de presentar a su pequeño hijo a su madre en Bolívar, un anhelo que lamentablemente quedó sin cumplir.
La comunidad de Pamplona quedó consternada por la pérdida de un joven lleno de aspiraciones y bondad, recordado por su dedicación y su amor por la familia. Su historia es un recordatorio doloroso de lo frágil y valiosa que es la vida.
