La expansión urbana podría ser el fin de nuestra agua potable
Ríos en peligro
La expansión urbana hacia zonas ribereñas y cuerpos de agua se ha convertido en un desafío ambiental que compromete el equilibrio ecológico, la calidad del agua y la seguridad de las comunidades cercanas. Robinson Andrés Mancilla, coordinador de la Especialización en Geotecnia Ambiental de la Universidad de Santander (UDES), advierte sobre los impactos de esta problemática y plantea soluciones desde la ingeniería y la planificación ambiental.
Uno de los efectos más preocupantes de la urbanización en zonas cercanas a ríos es la impermeabilización del suelo, causada por la construcción de viviendas y vías de acceso. Según Mancilla, esto “impide que se genere un ciclo de recarga hidráulica completo y se interrumpe el abastecimiento de las cuencas hidrográficas”.
A esto se suma la deficiencia en los sistemas de acueducto y alcantarillado, lo que genera la disposición directa de aguas residuales en los cuerpos de agua. Esto no solo afecta la calidad del recurso hídrico, sino que compromete el suministro para las poblaciones.
Además, el asentamiento humano en estas zonas amenaza la biodiversidad. La pesca descontrolada y la explotación de la flora y fauna local alteran el equilibrio ecológico, reduciendo las poblaciones de especies y afectando los ecosistemas ribereños.
Casos de desastre y necesidad de regulación
La historia ha demostrado las consecuencias catastróficas de la ocupación descontrolada de zonas ribereñas. Un ejemplo es la tragedia de Mocoa en 2017, cuando una avalancha provocada por la deforestación y el uso inadecuado del suelo dejó más de 300 muertos. “Año tras año vemos cómo la expansión urbana y agrícola en llanuras de inundación genera impactos negativos en la humanidad y en el medio ambiente”, advierte Mancilla.
Para mitigar estos riesgos, el experto enfatiza la necesidad de aplicar estrategias de geotecnia ambiental. Entre ellas destaca:
- Ordenamiento territorial basado en estudios geotécnicos y ambientales, para delimitar zonas de ocupación y restringir construcciones en áreas de alto riesgo.
- Implementación de barreras naturales y estructuras de protección, que reduzcan la erosión y la contaminación de los cuerpos de agua.
- Promoción de sistemas de drenaje sostenibles, que permitan la filtración del agua y eviten la impermeabilización del suelo.
- Regulación estricta y monitoreo ambiental continuo, para asegurar que las construcciones cumplan con criterios de sostenibilidad.
Mancilla concluye que es fundamental que el ordenamiento territorial incorpore un análisis geotécnico ambiental obligatorio. Solo así se podrá frenar la ocupación inadecuada de cuerpos de agua y garantizar la protección del recurso hídrico y la biodiversidad.