Resumen
El gobierno colombiano negocia la paz con grupos armados mientras discute la reelección de Gustavo Petro. Se propone el reemplazo de las fuerzas militares y policiales por milicias indígenas. La creciente violencia y criminalidad en regiones petroleras genera inseguridad y temor.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Mientras el gobierno de Colombia mantiene abiertas varias negociaciones de paz con grupos armados ilegales, terroristas y narcotraficantes, exigiendo a su manera los beneficios de la amnistía e indulto por los crímenes cometidos durante la vorágine de la guerra en Colombia, en los recintos palaciegos del gobierno nacional y de los parlamentarios del denominado ‘Pacto Histórico’ se habla de reelegir dentro de dos años a Gustavo Petro Urrego, empeñado en acabar con la industria petrolera y gasífera, que era la fuente nutricia de la economía nacional.
Los nuevos amos del poder político insisten en modificar la composición de las fuerzas militares y de policía, creando las milicias campesinas de los pueblos indígenas, para que ejerzan control territorial en regiones del Cauca, Nariño, Caquetá y Putumayo, entregándoles armas para remplazar al personal uniformado, unos grupos cocaleros que eventualmente pueden remplazar al Ejército de Colombia en cada una de sus regiones. Se ha llegado al extremo de permitir que las bandas emergentes secuestren a las unidades militares y de policía, sometidas a la humillación, porque así lo dispone el señor presidente de la república, cuando habla de la ‘Paz Total’ (¿?).
En el departamento de Santander se escuchan rumores sobre la llegada del ‘Clan del Golfo’ a esta región del Magdalena Medio y especialmente a Barrancabermeja, Puerto Wilches y Sabana de Torres, donde en los últimos meses se han multiplicado los casos de sicariato, especialmente en los sectores periféricos de la zona petrolera. ¡Las estadísticas sobre el incremento de la criminalidad son espeluznantes! Este año han sido asesinadas setenta (70) personas en la zona periférica de Barrancabermeja. También en los campos petroleros de El Diamante y La Sinclair, en Sabana de Torres, empieza a padecerse nuevamente la vorágine de la guerra.
Son hechos violentos que generan angustia, perplejidad e incertidumbre. En los barrios periféricos de la capital petrolera de Colombia son muchos los jóvenes que han fallecido trágicamente en los últimos dos años, por la violencia terrorista, años que coinciden con la llegada al poder del presidente Gustavo Petro. Las autoridades realizan ‘Consejos de Seguridad’ donde se analizan los acontecimientos, se producen declaraciones del señor Ministro de Defensa, Iván Velásquez Gómez, que ha visitado varias veces la región y la situación de orden público sigue peor que antes, porque mientras se habla de la política de ‘Paz Total’, los grupos armados ilegales insisten en la retoma de la zona petrolera, porque conocen la debilidad del gobierno para combatirlos. Solamente una respuesta militar, efectiva y sin contemplaciones, podrá devolverle la confianza a los santandereanos, como seguramente debe pensarlo nuestro gobernador, el Mayor General (MGR) Juvenal Díaz Mateus, que durante treinta y cinco años ha prestado sus servicios a la patria.