Resumen
El ex director de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres de Colombia, Olmedo López Martínez, denuncia el compromiso de altos funcionarios del gobierno y congresistas en escándalos de corrupción y financiamiento de guerrillas, afectando reformas clave en salud, educación y justicia.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Los escándalos que comprometen a altos funcionarios del gobierno nacional y de una docena de congresistas que recibieron contratos millonarios para comprometer sus votos en la aprobación de la reforma pensional, de la reforma de la educación, de la reforma de la justicia y de la reforma de la salud, han manchado sus hojas de vida con el estiércol del dinero mal habido, que está inundando los pasillos del Capitolio Nacional de Colombia.
Entre las múltiples confesiones del ex director de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, Olmedo López Martínez, donde se advierte de la entrega de contratos de único proponente para financiar a las guerrillas del autodenominado ‘Ejército de Liberación Nacional’, que ejercen dominio territorial en los departamentos del Arauca y Guainía, hay un saqueo a las finanzas nacionales, con la aquiescencia del presidente de la república.
La complicidad de los presidentes del Senado, Iván Name Vásquez y de la Cámara de Representantes, Andrés David Calle Aguas, acusados de recibir cuantiosas sumas de dinero en efectivo, es uno de los hechos más monstruosos y evidentes de la historia legislativa del país. Curiosamente, ambos pertenecen a las bancadas parlamentarias de la Costa Atlántica, donde la corrupción hunde sus raíces en la mayor parte de las entidades públicas.
Para el abogado Abelardo de la Espriella, posible candidato presidencial para el próximo periodo constitucional, habría que aplicarles la pena de muerte a los que se roban los dineros del estado. El influyente jurista, de talla internacional, advierte que la paz total no se consigue agitando pañuelos blancos, ni lanzando al viento palomitas blancas, sino con el uso de las armas de la república, que son el brazo armado de la Constitución Nacional y de las Leyes.
Hubo un movimiento guerrillero en Colombia que provocó la masacre del Palacio de Justicia en Bogotá, donde fueron masacrados numerosos magistrados de las altas cortes, mientras desde el Palacio Presidencial, el expresidente Belisario Betancur contemplaba angustiado el sacrificio de brillantes juristas que sacrificaron sus vidas en el altar de la patria. Hubo un candidato presidencial, que fue el exministro de Educación Luis Carlos Galán Sarmiento, a quien las hordas criminales del narcotráfico le cerraron el paso para acceder a la presidencia de este país.
El presidente de Colombia Gustavo Petro, -- anquilosado en las viejas doctrinas del marxismo-leninismo --, ha preferido sacrificar soldados y policías para congraciarse con la narcoguerrilla de las disidencias de las FARC, como lo advierte el ex director de la Unidad Nacional de la Gestión del Riesgo de Desastres, Olmedo López Martínez, ciudadano antioqueño, que a pesar de sus principios doctrinarios de izquierda, ha tenido el valor civil de denunciar los hechos, que según su estado de conciencia, están provocando el derrumbe moral de las instituciones.
